La película tiene un arranque esperanzador para pronto diluirse en una ramplonería que no produce ni risa.
Su director apuesta por lo zafio perdido en un guión torpe, simplón y chabacano.
Salvaré alguna situación que casi da para una carcajada.
Eso sí, una carcajada aislada porque el argumento ya está desilvanado con una profundidad pueril.
Menciona mucho a Paul Gauguin, claro al no tener ideas ni saber donde dirigir la historia, al menos haremos paralelismos sin ninguna coherencia con el innovador pintor que fue y grandísimo jeta.