Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Fantástico. Comedia. Terror Rand (Hoyt Axton) es un viajante que un día regala a su hijo Billy (Zach Galligan) una tierna y extraña criatura, un mogwai. El inocente regalo, sin embargo, será el origen de toda una ola de gamberradas y fechorías en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Todo empieza cuando son infringidas, una tras otra, las tres reglas básicas que deben seguirse para cuidar a un mogwai: no darle de comer después de medianoche, no mojarlo y evitar que ... [+]
8 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos de mis recuerdos más antiguos y vívidos me sitúan en casa de mis abuelos, durante las gélidas y brumosas nochebuenas en un pueblo zamorano a orillas del Duero, tan pintoresco como poco invitador a realizar actividades al aire libre. Probablemente por eso mismo, la mayoría de aquéllos consisten en el visionado de películas por TV y del extinto —en mala hora— Torneo de Navidad de baloncesto.
Una de las cintas que más me impactó por entonces, a los seis u ocho años, fue esta “Gremlins”, al menos hasta que me mandaron a la cama antes del desenlace. Tres décadas después, sin nadie que me deje sin saber cómo acaban las aventuras del adorable Gizmo y su némesis “Stripe”, y atacado de la fiebre nostálgica a que tan proclives nos vuelven las fechas que se avecinan, he decidido volver a verla. Lo primero que he de decir es que, contra lo que me temía, “Gremlins” no sólo ha envejecido extraordinariamente, sino que las sensaciones que me despertara cuando niño permanecen incólumes.
Hay una constante que vengo observando desde que una industria audiovisual bastante ayuna de creatividad empezó a hinchar la burbuja del “revival”: sus referentes de antaño atesoran una calidad y, sobre todo, una honestidad a años luz de las calculadísimas e insípidas reelaboraciones de hogaño. Incluso las marionetas y la “stop motion” se antojan preferibles a las sofisterías técnicas contemporáneas. Spielberg en la producción, Columbus en el guion y Dante en la dirección dejan en mantillas a cuantos J.J. Abrams, hermanos Duffer y demás manieristas de mal vivir se quieran.
“Gremlins” es una comedia de terror, género bastardo en boga durante los ochenta y que hoy, por culpa de la pandemia de corrección política que a todos amordaza —y muy especialmente a los creadores—, ha desaparecido del mapa. En consecuencia, se trata de una película divertidísima, donde con cadencia indesmayable se alternan escenas de acción y secuencias de una hilaridad “destroyer” inimaginables —insisto— en las pacatas producciones de nuestros días. Las de las repugnantes criaturas fumando y poniéndose hasta el culo, flipando con “Blancanieves” o (des) entonando villancicos con sus voces cacofónicas constituyen estampas gloriosas, tanto o más navideñas ya que la lotería, el discurso del Rey o el epílogo de “Qué bello es vivir” (“It´s a Wonderful Life”, 1946).
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow