Película considerablemente buena teniendo en cuenta que es el debut de su directora y guionista, Maysaloun Hamoud. Narra con acierto las vivencias de tres mujeres de origen palestino viviendo en Tel Aviv, sus diferentes personalidades, sus formas de actuar y su reacción ante un mundo que aún conserva muchas tradiciones y prejuicios machistas. Sin que quede en absoluto forzado, plantea una larga serie de situaciones sobre qué pueden hacer o no las mujeres dependiendo del entorno en el que vivan: encontrar el amor –tanto con personas del género opuesto como del mismo género-, trabajar, conducir, consumir alcohol, fumar, consumir cocaína, llevar velo, tener hijos… en ningún momento es una película moralista o condescendiente, y permite reflexionar, sin abusar de ello, sobre todo tipo de injusticias, contradicciones o paradojas (por ejemplo: la paradoja de que fumar o consumir cocaína es un ejercicio de libertad del que algunas mujeres no pueden disponer, pero también supone un daño a la salud del que quedan protegidas las mujeres que no pueden hacerlo). Psicológicamente, la película tiene algún punto brillante, como mostrar la indefensión aprendida y cómo el comportamiento de las personas cambia dependiendo del entorno: así, un personaje que en Tel Aviv es una mujer libre e independiente que no se deja pisotear por nadie se convierte en alguien mucho más vulnerable durante una visita al hogar de sus padres, donde siempre ha sido una voz silenciada que no alza la voz contra ellos. Es una película muy recomendable, y probablemente su mejor característica es que no juzga ni da sermones, sólo muestra una amplia gama de situaciones, que en ningún momento parecen forzadas, y deja que el público reflexione sobre ellas con total libertad.