Vuelve la chorrada mayúscula del mundo cinéfilo. Las segundas partes no son buenas, dicen, pero esta saga ha ido disminuyendo en calidad a cada entrega aparecida. La primera escena quizás sea lo mejor de la cinta, con el carismático Charlie Sheen y la siempre extravagante Lindsay Lohan haciendo de ellos mismos, millonarios borrachos y peleados con la justicia. Antes los gags parecían algo chistosos, ahora simplemente nos queda el entretenimiento barato que llega a ofrecer sus parodias de otras películas famosas del momento como 'Mamá' o 'Paranormal activity' (bastante mediocres también, por cierto).

El guión es absurdo, como lo que nos esperábamos, las escenas están trilladas aunque nos sacan alguna sonrisa y el desarrollo es totalmente igual que las anteriores entregas de la saga. Realmente no aporta ninguna novedad al cine cómico y al cine de chorrada como se conoce popularmente. Este tipo de películas ganan mucho viéndolas con colegas y así es como recomiendo verlas. En buenas compañías aumentarán las risas considerablemente, aunque sea muy mala en todos los aspectos.