Película de argumento crudo y lacerante en el que se dirime un asunto áspero cuyas aristas desgarran el sentimiento, enconan las actitudes, despiertan las pasiones y llevan a enfrentamientos viscerales.
La mano de G. Reinhardt encuentra en un guión muy bien elaborado las razones para plantear el tema como conviene a una película, descubre los resortes para aplicar una notable agilidad narrativa y para escenificar la obra con los secretos de un tratamiento sobrio pero exquisito.
Posee esa clave secreta mediante la que se ajusta el ritmo a los requerimientos de la historia y, en su desarrollo, planeta las situaciones con verosimilitud discursiva proporcionando siempre al espectador la sensación de hallarse ante un caso real.
Magnífica actuación de casi todos los protagonistas con mención especial para un convincente K. Douglas que borda su ácido papel.