Lo han vuelto a hacer, los hermanos de Minnesota han vuelto a crear un trabajo sensacional, único, en la línea de películas suyas como El Gran Lebowski o Barton Fink. En está ocasión nos llevan al Village neoyorkino, son los años 60, de canciones Folk y locales gaseantes. Y nos presentan a un hombre al que la vida no le sonríe precisamente, otro perdedor entrañable que se suma a la filmografía de los Coen.
Su historia me ha enganchado muchísimo, quieres que a ese hombre empiece a irle todo bien, o no, porque él ha elegido esa vida, de carretera y manta, tocar en garitos por cuatro duros o dormir de prestado en pisuchos de algún conocido.
Este es Llewyn Davis nada más y nada menos, sumido en sus preocupaciones para medio salvar el día a día y en cuidar a un gato sin amo ni nombre, más o menos como él. Uno acaba adorando a este músico-medio marinero, que te atrapa con su "romántico" modo de llevar la vida.

Aparte de la historia de este Llewyn Davis, en la película sobresalen una portentosa recreación de la época, los ambientes neoyorkinos y los personajes que pueblan estos rincones. Están geniales todos, no se queda atrás ninguno; Goodman, Mulligan, Hedlund, Murray Abraham, bordan sus papeles e incluso tenemos a Justin Timberlake. Todos personajes geniales y variopintos salidos del puro imaginario marca de la casa.
No me imaginaba yo ni por asomo, que Oscar Isaac cumpliese también con el papel que le pedían los hermanos en esta historia, es toda una sorpresa el actor puertoriqueño.

Mención aparte la fotografía de la película, de 10, desde ya mi favorita para arrasar con todos los premios que se le presenten. Delbonell utiliza la paleta de colores más adecuada para esta historia, exquisita.

Brillante este Inside Llewyn Davis, con los Coen siempre es una apuesta segura. No tuvieron Spielberg y compañía mal ojo al otorgarle el Gran Premio del Jurado, en el pasado festival de Cannes.