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Voto de Revista Contraste:
8
Drama En India, Smita es una intocable. Sueña con darle una educación a su hija pequeña y hará todo lo que esté en su mano para que eso suceda, incluso dejar atrás todo lo que conoce en busca de un futuro mejor. En Sicilia, Giulia trabaja en el taller de pelucas de su padre, el último de ese tipo en Palermo. Cuando su padre sufre un grave accidente, descubre que el sustento de su familia está en juego. En Canadá, Sarah es una madre de tres ... [+]
15 de diciembre de 2023
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Laetitia Colombani, actriz, guionista y escritora francesa, publicó en 2017 una novela que se convirtió rápidamente en un éxito de ventas. Ella misma dirige ahora la película homónima, La trenza, con la colaboración de Sarah Kaminsky como coguionista.

El largometraje muestra, con delicado realismo, las vidas de tres mujeres en otros tantos puntos del planeta. Desde las paupérrimas tierras de la India hasta la futurista Montreal pasando por la pintoresca Italia, asistimos conmovidos a la incesante lucha diaria de las protagonistas. Sus relatos se entrelazan, redundante sutileza, en un viaje no solo geográfico. Con el vaivén de los trazos que dibuja la realizadora, nos movemos entre la miseria de Smita, la calma mediterránea de Giulia y el estrés capitalista de Sarah. Ambientes distintos y entornos humanos diferentes plantean, sin embargo, problemáticas muy similares aunadas en una única contienda común: la de hacer frente a aquello que impide el desarrollo personal y el proyecto de vida.

La familia (con un puesto especial para la figura paterna), el trabajo, las convenciones sociales, la religión, el amor o la enfermedad son, con ropajes diferentes, el campo de batalla en el que librar la pelea por sacar adelante sus ideales. Es interesante cómo la perspectiva (y la mirada principal) femenina no conlleva una demonización del varón. Independientemente de las circunstancias, hay obstáculos espacial y temporalmente universales.

Laetitia Colombani equilibra el foco con maestría consiguiendo centrarse en las personas concretas, cargando así el relato de cercanía y verismo. Este equilibrio se rompe a veces en las escenas de Italia, forzado quizá por ser el gozne sobre el que giran las otras dos. La virulencia de Giulia hace caer el film en un tímido maniqueísmo (religión oriental buena, religión occidental absurda) y las diatribas contra los ritos sociales impostados, anacrónicos en la Italia del XXI, abusan de la reiteración y desdicen algo del resto.

Colombani maneja la cámara despacio, con la lenta calma que precede a una tormenta. Describe a sus personajes con cariño y sinceridad y los mueve con verosimilitud en unos escenarios muy acertadamente diseñados por la dirección artística. Un elenco magnífico y una banda sonora en manos de Ludovico Einaudi para rebajar el dolor y aumentar la emotividad redondean en lo fílmico esta adaptación inspiradora en su humanidad y esperanza.
Revista Contraste
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