A través de este excelso documental podemos tomar conciencia de cómo España nunca tuvo durante sus siglos imperiales, ni en Europa ni en África, ni en las Américas, ni en Asia ni Oceanía, cosa alguna llamada colonia, tampoco ningún barbarismo llamado cultura; sí tuvo, compartió y generó por doquier: cristianismo en la más católica de sus versiones (el español), además de la más crítica literatura y civilización de derechos humanos.

España como Imperio ejerció de España madre-patria y dadora sobre más de 20 millones de kilómetros cuadrados, compenetrándose, sin posesión ni anacronismo colonial. España ha sido la única nación que ha defendido la fe católica por encima de su propio Reinado, Estado o Gobierno.

Por desgracia España también se ha caracterizado siempre por una afección crónica: la de los numerosos traidores a los que da vida en su propio cuerpo; tremendo mal que en ningún otro país del mundo es tan endémico. Y si a esto se añade que en España llevamos siglos, al menos desde parte del XVIII hasta hoy, padeciendo a políticos que toman decisiones repugnantemente contrarias a los intereses nacionales, resulta una suerte o gracia divina que este documental ensalzador de España haya podido salir a la luz en la actual cinematografía española; algo que algunos hemos sentido como un soplo de aire puro-oxigenante en tiempos de Anglo-Useñas Plan-demias contra los pueblos hispanos y de la Cultura de los Bozales Anti-respiradores coartando el saludable Hispanismo.

Muchas gracias a todos quienes han hecho posible esta mirada noble a cuando España fue Señora.

Fej Delvahe