Reconozco que no ha sido una película que me haya llamado la atención nunca. Pero mucha gente que conozco me la recomendaba, y la verdad es que te daban ganas de verla.
Al final, el otro día tenía ganas de ver una comedia ligera; y apareció entre mi colección "Pagafantas". Pensé: "¿Porqué no? Si tanta gente habla bien de ella, será que es buena".
Decidí sentarme frente al televisor y disfrutar de este film español que recibió dos nominaciones a los Goya, y que nos descubrió un nuevo actor llamado Gorka Otxoa, que luego sería uno de los protagonistas de la serie "Vive cantando" (por cierto hace un pesonaje muy similar).
Debo decir que al principio hace gracia y llama la atención. Pero son solo los primeros minutos. Conforme va avanzando el tiempo, uno va siendo consciente que lo que ha pensado sobre la película era una mera ilusión. Esa diversión empieza a desaparecer, y al igual que cuando abres una fanta hay una explosión de gas y luego desaparece todo rápidamente; en esta ocasión pasa igual con esta película.
Para mí ha sido en el fondo lo que me esperaba. Una película con una trama curiosa pero muy mal desarrollada. Un conjunto de personajes interesantes que no consiguen cuajar. Una serie de gags que aspiran a ser muy graciosos, pero que en realidad se quedan a medio camino.
Puntualizar que los mejores personajes son los de Gorka Otxoa y Óscar Ladoire. Ambos realizan un trabajo interesante, y son los únicos que ponen un punto de color y comicidad en la historia.
Por otro lado, debo decir que el personaje de Sabrina Garciarena me ha resultado totalmente insoportable. La verdad es que no entiendo su comportamiento, su forma de ser, su interés. Nada. No entiendo nada de ella, y además cada vez que aparecía me entraba hasta malestar. Tal vez su personaje aporte mucho al motivo de que el film no me haya gustado.
En fin, nos encontramos ante una película que cuenta con una historia que se le puede sacar un gran partido para hacer una gran comedia. Pero no sé muy bien porqué, la expectación que uno tiene en los primeros minutos no llega a fraguar, y todo se pierde en derroteros sin ningún interés.