Tarantino, al fin realiza la película que siempre quiso hacer, una declaración de amor al cine, o mejor dicho: "al cine que ya no se hace", una forma de ver el séptimo arte que dejó una profunda huella en la cultura del siglo XX y que lamentablemente hoy en día está en peligro de extinción.
La cantidad de referencias, homenajes y recursos técnicos de los que hace gala esta cinta, así como la calidad de las interpretaciones y la originalidad del formato, claramente orientada a cinéfilos puristas decepcionará al público de taquilla comercial que solo busca entretenimiento de fácil digestión.
Lo ideal es verla en blanco, sin expectativas.
Una obra maestra que seguramente mejorará con los años.
Deseando de volverla a ver estoy... una y otra vez.