Que obtuviera 4 nominaciones a los goya es el mayor éxito que ha tenido y para lo que es ya es mucho pedir, y es que su director nos convierte un cómic que después pasó a ser animación a la gran pantalla y el resultado final no convence demasiado.

La historia no tiene emoción alguna, la trama es demasiado lineal y plana, todo está más que medido y no hay cabida para la improvisación, por lo que es muy previsible , carece de acción , humor e intriga no llegando a entretener lo suficiente al espectador, es pobre en cuanto a argumento y sus diálogos son en su mayor medida absurdos. El desarrollo de los acontecimientos es soso, intentando hacer un gran despliegue de efectos en su recta final, lo cierto es que ni con esas llega al mínimo para lograr el aprobado.

Sus personajes son más bien ridículos, ninguno de ella encaja con los personajes, en el lado de los niños, ni Zipi ni Zape encajan con sus actores, y el resto de los personajes más de lo mismo, por lo que la labor de los menores es más bien pobre, pero en el lado adulto, las cosas no están mucho mejor, Javier Gutiérrez hace un trabajo espantoso, en parte porque su personaje es igual de malo que su actuación y por otro lado Christian Mulas es el que se lleva la palma, con una interpretación exagerada, forzada y mala hace nada creible su participación.

Como conclusión, podemos decir que no sería necesaria una segunda entrega, cosa poco probable, pero por lo menos decir que no merece mucho la pena su visualización, únicamente recomendable para soñadores de épocas pasadas que quieren rememorar su infancia y para los más pequeños que no buscarán el kit de la cuestión.

Lo mejor: La recreación visual de los hechos
Lo peor: No activa nada en el espectador.


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