El guión es de lo más vulgar por repetido en un montón de películas norteamericanas con temas de instituto. La mayoría de ellas solo tratan de atraer público a las salas y sacarles algo de dinero. Y lo mismo ocurre con esta comedia que añade algo más de glamour tratando las historias de adolescentes con el trasfondo gay que siempre da para oropeles. No hay una crítica cómica con fundamento sobre ciertos comportamientos tanto a favor como en contra de la homosexualidad y aún en el caso de las familias no aportan nada nuevo para expresar la tolerancia a la homosexualidad de sus hijos, salvo el guiño a la madre que ve películas de temática gay con su hijo. Pero eso ya se sabe: en el cine los guiños sobre el cine siempre son bien aceptados. Llevar a tanta gente joven hacia el final de una película no es fácil si se pretende exponer lo que cada uno tiene dentro y la dirección en este caso no lo consigue y en muchos casos no tiene más remedio que recurrir a canciones, bailes y muchos grupos moviéndose para llenar el espacio fílmico. La fotografía está muy bien, pero ya sabemos que la gente joven suele dar bien en la pantalla y sobre todo si la recubres de ropas chillonas y llamativas. Los trajes y vestidos del baile final son un buen ejemplo. Y hay algo que no me gusta en esta película: es jugar con la ambigüedad del hetero que es gay y el que parece gay pero es hetero. Son recursos cómicos bastante facilotes y muy explotados en el cine.