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Voto de Benjamín Reyes:
7
Terror. Drama. Thriller Una chica americana de 16 años, que vive en un pueblo, es infectada por un zombi. Tarda 6 meses en convertirse en zombi, y su transformación afectará a su familia, sobre todo a su padre, que sigue sintiendo un amor incondicional por su hija. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
George A. Romero otorgó carta de natalicio al subgénero de zombis allá por 1968 con la seminal “La noche de los muertos vivientes”. Luego dirigió cinco secuelas más que metían en dedo en la llaga sobre diversos aspectos de la condición humana y sentaban cátedra.
Si en los 70, 80, e, incluso, los 90, uno decía que veía películas de zombis lo miraban como a un bicho raro, sin embargo, gracias a varios remakes sobre el cine de Romero (“El amanecer de los muertos”, 2004 o “El día de los muertos”, 2008) y, sobre todo, a la eclosión de la serie “The Walking Dead”, lo que era “underground” se ha convertido en “mainstream”. Y ahora, cada cierto tiempo, con mayor o menor fortuna llega a la pantalla algún título de zombis o su variante de seres infectados, que tanto han calado en la audiencia planetaria. La clave de su éxito hay que buscarla en que en este tipo de producciones subyace el miedo que los mortales tenemos al ineluctable encuentro con la parca.
Ahora llega “Maggie”, protagonizada por el inefable Arnold Schwarzenegger. Quien espere ver a Terminator aniquilando seres descerebrados a diestro y siniestro se llevará un monumental chasco, ya que esta ópera prima detiene su mirada en la relación de unos progenitores y su vástago y cómo afecta la infección de esta a la unidad familiar. Consecuentemente “Maggie” aboga por la contención, deteniéndose en el dolor, no el físico sino en el espiritual, el que cala en el alma cuando se siente la pérdida de un ser querido. En cierta manera, “Maggie” es la cara B de “28 semanas después” (2007), de Juan Carlos Fresnadillo, que preconizaba la acción sobre el diálogo.
En puridad “Maggie” es un drama familiar con algunas pinceladas de terror. La película dirigida por el debutante Henry Hobson hace hincapié en los lazos afectivos como lo ilustran la emotiva conversación entre padre e hija en la cocina o la despedida de la protagonista de su mejor amiga. A pesar de lo escrito, el planteamiento de “Maggie” no es del todo original ya que comparte ese viraje al drama con la serie británica “In the Flesh”. Algunos pensarán que “Maggie” es “lenta”, pero la película presenta el tempo adecuado para la historia que cuenta: la paulatina y progresiva conversión de una persona en zombi durante seis meses.
Aunque si por algo pasará esta película, que se pudo ver en la sección oficial del último Festival de Sitges, a la posteridad es por la convincente actuación de Arnold Schwarzenegger. Contra todo pronóstico, Schwarzenegger, al igual que Clint Eastwood en “Los puentes de Madison” (1994), muestra su lado más sensible, en la que probablemente sea su mejor actuación de toda su carrera. Cosas veré Sancho.
Benjamín Reyes
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