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Voto de Benjamín Reyes:
2
Ciencia ficción. Acción Año 2032. La guerra del futuro se está librando y un grupo de rebeldes humanos tiene el sistema de inteligencia artificial Skynet contra las cuerdas. John Connor (Jason Clarke) es el líder de la resistencia, y Kyle Reese (Jai Courtney) es su fiel soldado, criado en las ruinas de una postapocalíptica California. Para salvaguardar el futuro, Connor envía a Reese a 1984 para salvar a su madre, Sarah (Emilia Clarke) de un Terminator ... [+]
19 de julio de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1984 se estrenaba una modesta película de ciencia-ficción de serie B titulada “Terminator”, dirigida por James Cameron, que sorprendió a propios y extraños, creando un nuevo icono cinematográfico: el T-800, tejido vivo sobre endosqueleto de metal. Siete años después se estrenó una espectacular secuela, repleta de innovadores efectos especiales, obra de Stan Winston. Estas dos películas crearon un puñado de escenas que han dejado una huella indeleble en la retina del espectador, así como algunas frases que se han convertido en un verdadero soniquete (“Volveré o “sayonara baby”) e, incluso una banda sonora, con algunos pegadizos compases, que todo el mundo sabe tararear.
Luego vendrían otras dos entregas, instantáneamente olvidables, a la que ahora se suma una quinta entrega a la franquicia. “Terminator: Génesis” se sitúa en 2029, año en el que la Resistencia se percata de que las máquinas han lanzado su propia versión de la primera arma táctica de desplazamiento por el tiempo, enviando un Terminator a matar a Sarah Connor antes de que conciba al futuro líder de la resistencia humana. De tal manera que el argumento de “Terminator: Génesis” se ha convertido en una especie de cinta de Moebius rayada, que llega a convertirse en un desbarajuste y producir verdaderas situaciones hilarantes sin pretenderlo con diálogos que rozan la absurdez sobre la conjunción de tres líneas temporales. Salvando las distancias de los efectos especiales, se encuentra más cercana a “Los cronocrímenes” (2007), de Nacho Vigalondo, que a la seminal “Terminator”.
“Terminator: Génesis” se constituye en una infame quinta entrega que arrastra por el lodo toda la saga. Una saga que cinematográficamente se acabó con la segunda entrega. Sobran las tres últimas, pero ya se sabe que la taquilla manda. Incluso los efectos especiales dejan una sensación de “déjà vu”, reincidiendo en los mismos efectos de mercurio líquido de “Terminator 2”. De hecho, lo único que hace “Terminator: Génesis” es revisitar los espacios fílmicos de la primera y segunda entrega. Como no, Arnold Schwarzenegger vuelve a protagonizar el rol del T- 800, al que ya llaman “El abuelo”, y cuya frase estrella ahora es: “Viejo, pero no obsoleto”. Le secundan unos renovados Sarah Connor (encarnada por Emilia Clarke) y John Connor (interpretado por Jason Clarke). El desaguisado está dirigido por Alan Taylor, realizador de algunos capítulos de “Los Soprano”, “Mad Men” o “Juego de tronos”, demostrando que en las superproducciones da igual quien las dirija, ya que son los productores los que toman las decisiones de mayor importancia, que para eso ponen el dinero.
Como curiosidad cabe reseñar que el número total de armas empleadas en este “blockbuster” alcanza la cifra de 500, que varían en función de las líneas temporales. En 1984 el T-800, de quien veremos una musculada réplica en silicona, va armado con una Remington 1100, mientras que en 2017 va pertrechado de Benellis M3 y M4.
De toda esta serie inacabable de precuelas, secuelas y remakes con las que Hollywood nos bombardea en los últimos años solo recuerdo haber visto dos títulos dignos de mención: “Mad Max: furia en la carretera” (2015) y “El origen del planeta de los simios” (2011), con esta última, “Terminator: Génesis” comparte una localización en el Golden Gate de San Francisco. Hasta aquí las coincidencias.
Por todo lo expuesto, “Terminator: Génesis”, tiene el dudoso honor de ser una de las peores filmes estrenados este año en la cartelera española junto a títulos inefables como “50 sombras de Grey”, “Cómo acabar sin tu jefe 2”, “A todo gas 7” o “Cómo sobrevivir a una despedida”. No hay nada en “Terminator: Génesis” que justifique su visionado, ni una frase ni una escena, convirtiéndose en un auténtico descalabro fílmico. Viene a colación una de las moletillas de la segunda entrega: Sayonara baby.
Benjamín Reyes
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