“Sin tregua” es de esas películas de segunda división que esconden su condición gracias a sus dos excelentes protagonistas y gracias a una dirección que imprime al conjunto un ritmo trepidante. Si a eso le sumamos su falsa condición de “película de denuncia” puede hacernos creer que estamos ante un autentico mainstream de primera división. Pero no es así, y con un mínimo de cultura cinematográfica se le pillan las trampas por todos lados. Su guion es endeble y está plagado de tópicos, su dirección en ocasiones entorpece y hace creernos que estamos viendo un videoclip, excepto los dos actores principales el resto son estereotipos que pasan y no permanecen en la retina del espectador. Y pese a todo esto, se obra el milagro y se puede asegurar (sin temor a equivocarse) que “Sin tregua” es una excelente película. Más que eso, es una maravilla que no debe escapársenos de la cartelera. Una película trepidante que nos hace sentirnos protagonistas y nos tiene con el corazón en un puño. Va directa al grano y ofrece lo que promete. Como un reality solo que en esta ocasión es el espectador quien sostiene la cámara. Y parte de este milagro se debe a esos dos grandiosos actores que son Jake Gyllenhaal y Michael Peña en estado de gracia (sobre todo el segundo). Una película totalmente recomendable para el público adulto con ganas de pasar hora y media dentro de una especie de montaña rusa donde, en cualquier momento, podemos descarrilar. ¿Qué importa que esté llena de trampas? El cine es eso, una inmensa trampa. A disfrutar.