Al principio "Los Serrano" podía parecer graciosa y hasta divertida: la torpeza de Bonilla, los tics nerviosos de Resines, los niños jugando y haciendo sus travesuras...
Sin embargo "Los Serrano" empezaron a pensar que lo chabacano hacía gracia, que lo hortera sacaba carcajadas y que lo soez era lo último en entretenimiento.
Lo que antaño nos parecía divertido, empezó a ser cansino y repetitivo y a los guionistas lo único que se les ocurría era meter más locuras en la serie que, en un principio, era familiar. Para mí lo más surrealista es hacer de la casa una especie de comuna hippie donde no sólo habita todo el mundo que aparece en la serie, si no que el incesto se toma como algo natural y que pasa en todas las familias.
Los retratos de Bonilla, Resines y Molero se convirtieron en casposos y aquello parecía más bien una película de Pajares y Ozores de los años 60 que una serie en pleno siglo XXI.
Es triste que producciones españolas como esta pierdan calidad y se devalúen, pues pudiendo hacer algo ingenioso y con chispa acaba degenerando y no siendo más que un chiste malo.