Puro cine negro, contado con muy buen ritmo. Me entusiasma la descripción insólita de los bajos fondos parisinos, de esas vestimentas setenteras con gabardinas y sombreros. Un impecable Alain Delon da vida a un frio asesino a sueldo en una intrigante historia de la que únicamente podriamos poner el pero de que tal y como está contada la historia, lo que uno haría, sería eliminar toda la música que acompaña el andar de Delon, por el oscuro París