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Le Samouraï

Cine negro. Thriller La historia de un hermético y frío asesino a sueldo. Jeff Costello es un perfeccionista que siempre planea cuidadosamente sus asesinatos y al que nunca han atrapado. Sin embargo una noche, tras liquidar al dueño de un club nocturno, queda a la vista de varios testigos. Sus esfuerzos por construir una coartada fallan y poco a poco es acorralado, tanto por la policía como los clientes que le han traicionado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 69
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2010
111 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un barrio marginal de Paris, en la calle circulan muy pocos coches y transitan menos personas, un edificio de apartamentos mal conservados, y en uno de ellos totalmente en la penumbra, un hombre tumbado en la cama y fumando un cigarrillo espera una hora determinada, con la sola compañía de un canario en su jaula. Así nos presenta Jean-Pierre Melville, quizás uno de los directores más infravalorados de cine francés, una de las mejores obras de cine negro “El silencio de un hombre”, un film de corta duración pero cargado de detalles y muy meticuloso, con un excelente guión y una dirección estupenda, con secuencias muy bien realizadas, y con un final tan acertado como redondo. Entre otras cualidades, “El silencio de un hombre” no es un poema desgarrador del hombre solo, es también, y ante todo, una película policiaca.

Jean-Pierre Melville, escogió y muy bien a los actores, y de todos ellos destacaría a tres por su mayor influencia en el film, al protagonista principal Alain Delon (magnífico como Jeff Costello) realiza un trabajo a su medida como samurai moderno, solitario, silencioso, frío, hierático y meticuloso. François Périer (buen trabajo como el jefe de policía), capaz de vender lo que sea para conseguir cazar a Costello, y por fin “la femme fatale” la pianista del cabaret excelentemente interpretada por Caty Rosier, aún recuerdo su bellos ojos mirando a Costello.

Con el tiempo, “El silencio de un hombre”, se ha convertido en una de las obras maestras del cine policíaco y en obra de culto.
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Vfoul
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14 de enero de 2009
103 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera entrega de la “trilogía samurai”, de Jean-Pierre Melville (1917-73) y uno de sus mejores trabajos. El guión, de J. P. Melville y Georges Pellegrin, se inspira en la novela “The Ronin”, de Joan McLeod. Se rueda en escenarios reales de París y en los Studios Jenner (París). Producido por Eugene Lépicier para Filmel (París) y Frida Cinematográfica (Roma), se estrena el 25-X-1967 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en París, a lo largo de un día y medio (desde el sábado 4 de abril a las 18 horas hasta el domingo 5 de abril a las 22/23 horas, de 1967. Jeff Costelo (Alain Delon), asesino a sueldo, recibe el encargo de matar al propietario de un club de noche (“Martey’s”). Retenido por la policía junto con otros muchos sospechosos, y posteriormente puesto en libertad gracias al testimonio de Valérie (Rosier) y de Jeanne Lagrange (Natalie Delon), es perseguido a la vez por el superintendente de la policía (Périer) con todos sus hombres y por los hampones que le encargaron el último trabajo. Costelo, de unos 30 años, frío, imperturbable, implacable, de pocas palabras, serio, hierático y orgulloso, no refleja a través del rostro ninguna emoción. Valérie, mulata, es la teclista de la orquesta del club de noche Martey’s y vive en una lujosa mansión. Jeanne practica la prostitución de lujo, es la amante de Jeff y nunca hará nada que pueda perjudicarlo.

El film suma thriller, crimen y drama. Está considerado como una de las mejores obras de cine negro (polar) francés. La historia se narra con minuciosidad, atención al detalle, meticulosidad y sin elipsis. Este hecho se hace particularmente patente en la larga escena de la persecución de Jeff en el metro de París, tantas veces imitada en películas posteriores.

La estilización del relato, su desnudez y esencialidad, le dan un aire abstracto, intemporal y categórico, que eleva su nivel de consideración e interés. El personaje principal, construido con riqueza de matices y bien definido, vive en una situación de extrema soledad, acepta su destino con serenidad y dignidad casi religiosas, hace su trabajo con pretensiones de perfección y se sitúa ante la eventualidad de su muerte con una serenidad insólita y un enorme autocontrol psíquico y emocional. Encarna el sentido del honor y de la dignidad, a la manera del samurai japonés. Al mismo tiempo encarna al superhombre de Nietzsche. No hay lugar en su espíritu para los sentimientos humanos. Su figura austera, silenciosa, distante, rigurosa y trágica, ha servido de modelo a numerosas réplicas e imitaciones posteriores.

(sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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18 de diciembre de 2011
119 de 164 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo me he revisado hoy "El silencio de un Hombre" y se me ha caído bastante, para ser una película sobria de cine negro, sin grandes secuencias de acción tiene unos fallos de guión que son de principiante, mi opinión en spoilers....

No hay nada que me ponga más de mala hostia que una obra pretendidamente sobria y verosimil que toma por estúpidos a sus espectadores...sinceramente creo que la obra maestra de Melville sigue siendo "El ejército de las Sombras"...ahí si que no se le escapa nada y tiene todo bien atado para no defraudar al espectador atento.
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lovekraft
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25 de mayo de 2015
44 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alain Delon parece de plástico.

No es que no encuentre meritorio pasarte una peli entera sin expresión facial ni brillo en la mirada, sobre todo cuando apenas tienes texto, pero es que prefiero cuando los actores construyen un personaje e interpretan. Manías que tengo.

En realidad, todos los actores parecen de plástico, a excepción del policía, que se ve que pone interés en lo que hace. De no ser por él, pensaría que era una historia sobre facinerosos robóticos.

El argumento tampoco resulta especialmente trepidante, más bien soso, como los actores. Eso sí, todo el mundo aquí es muy listo. El poli es un lince, y Delon sabe cuando alguien allana su morada porque se lo cuenta un pajarito, que tiene mérito la cosa.

Además, es una peli excesivamente austera. Cutre, en realidad. El prota, mismo, vive en un pisito que es un espanto. No tiene de ná. Cuando abre el armario está vacío, con una perchas desnudas y tristes ahí pendulando. Los cajones de la cómoda, vacíos también. No hay ni un librito, ni nada. Lo único que posee este señor es una colección de botellas, vacías, por supuesto, encima del ropero… Y eso que el tío cobra un dinero por asesinar, y tal. ¿En qué se lo gastará?

En fin, que esta es mi opinión sobre este magno título de cine neo-noir francés. Más que negro, lo he visto gris.
VALDEMAR
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9 de junio de 2009
42 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por definición, la eficiencia es el cumplimiento de un objetivo con el menor número de recursos, "Le samouraï" es la película más eficiente de la historia. No por rentabilidad económica, que seguro que lo es "El mariachi" o "El proyecto de la Bruja de Blair", sino por rentabilidad cinematográfica.
Es imposible realizar una peli con menos recursos cinematográficos. Apenas hay un traje y un sombrero, una pistola, un policía, el prota, la chica del prota, el malo y la chica del malo. Sólo existen los recursos tradicionales del cine negro. No hay nada más. Existe eso y la lluvia y la atmósfera. Existe eso y el descomunal talento de un autor en estado de gracia.
Todos esos escasos recursos podrían haberse utilizado para hacer un thriller de los de siempre. Esos filmes de cine negro en que abunda la información y el espectador tiene que estar atento a captarla toda y situarla en el momento adecuado. Aquí, no. Aquí apenas hay información. Y toda la que da es sustancial, cambiaría la película sin ella.
De hecho, probablemente la peli sería distinta sin uno solo de los elementos, sin uno solo de los planos, sin uno solo de los diálogos. Melville lleva al extremo la economía de medios y datos para construir una intriga prácticamente muda, donde todo es sustancial, nada es accesorio, todo es verdad.
Y lo mejor de todo es que con ello, no realiza un ejercicio de estilo, sino que consigue una trama que te ata a la butaca, te clava pegado a su protagonista, te regala una belleza triste e infinita, te emociona con uno de los finales más elípticos, sorprendentes y redondos que se recuerdan.
No consigo quitarme esta peli de la cabeza. Cada vez que pienso en ella, veo que hay detalles decisivos para la trama que se me habían escapado. Ayer nuestro debate duró más de hora y cuarto. Necesitaríamos otras doscientas horas para captarlo todo.
Por todo esto brindo por Melville, brindo por su trama y sus imágenes, brindo por su eficiencia. Por todo esto brindo por Alain Delon y por su silencio, el silencio de un hombre, la dignidad de un samurai.
mato
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