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España España · Madrid
Voto de Alvaro:
6
Terror. Comedia Seymour Krelboin (Jonathan Haze), un joven dependiente de una floristería, está enamorado de su compañera Audrie (Jackie Joseph), pero ella sale con un sádico dentista. Un día, justo después de un extraño eclipse, compra una extraña planta, a la que bautiza como Audrie II. La planta crece rápidamente, gracias a que Seymour le proporciona el alimento que necesita, y se convierte en un ejemplar espectacular, una verdadera atracción para la ciudad. (FILMAFFINITY) [+]
7 de junio de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre había tenido la impresión de que esta película sería más de terror, pero tras verla lo único que queda es su humor. Irónico, sarcástico, humor negro, excéntrico, absurdo, irreverente... pero 'La tienda de los horrores' es ante todo una comedia. Y añadiría que bastante buena dadas las circunstancias que rodearon el rodaje en tiempo récord de apenas 2 días.

Seymour es un patoso dependiente de una floristería cuyo dueño es Mushkin, obsesionado con hacer dinero. Cuando Mushkin amenaza con el despido a Seymour por su ineptitud este intenta salvar su empleo enseñándole una planta que ha cultivado y que podría ser un atractivo para que la tienda remonte sus ventas. Efectivamente, la rareza de la planta empieza a llamar la atención de la gente.

Accidentalmente Seymour descubre que la planta se alimenta de sangre humana, lo cual empieza a ser un gran problema para él cuando la propia planta comienza a hablar y a exigirle "comida"...

Muy simpática película por su inevitable aire de serie B y sobre todo por un grupo de personajes sorprendentes y un soplo de aire fresco para el humor de los 60 (aunque en su día la repercusión de este film se podría decir que fue nulo), empezando por el estúpido protagonista Seymour, la no menos estúpida pero encantadora Audrey, el falso dueño de la floristería Mushkin y el elenco de secundarios a cada cual más curioso y genialmente excéntrico: La madre hipocondriaca de Seymour, el hombre que come flores, la señora que va todos los días a la floristería porque se le ha muerto alguien, los dos policías de comportamiento absurdo, las dos jóvenes obsesionadas con la decoración floral de la caravana, el dentista psicótico o el paciente del mismo (interpretado por un entonces joven y desconocido Jack Nicholson) poco menos que sadomasoquista que adora el dolor y que le arranquen las muelas sin anestesia.

Con un perfil de personajes así y con un guión que sin ser brillante, sí resulta original y cómico, la película resulta un revoltijo de lo más pintoresco y que en su propia locura encuentra ese pequeño toque de genialidad que le hará como mínimo, recordable.

Técnicamente simple pero correcta, desde luego no es de grandes alardes debido a su escaso presupuesto pero ni siquiera lo necesita. La parte más compleja puede que fuera recrear la planta carnívora y aunque resulte un poco cutre no desmerece el resultado y le añade ese toque de cochambrosa absurdez que bien acompaña el espíritu humorístico de la obra riéndose de sí misma en una demostración de enorme inteligencia conceptual.

Tuvo un buen remake dirigido por Frank Oz en 1986 con gran aceptación, lo que le alzó al nivel de clásico de la serie B.

Para descubrir y reir un rato.
Alvaro
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