Momento cumbre del cine de acción de los 90. Arnold Schwarzenegger, un excampeón mundial de culturismo que acabaría haciendo carrera en la política, encarnaría por segunda vez al robot más letal jamás visto en pantalla. En esta ocasión su misión consistiría en proteger a un adolescente de cuyo destino depende la especie humana. Juntos deberán hallar el modo de desbaratar un futuro en el que el hombre está a merced de las máquinas. La mala noticia es que otro modelo de robot de última generación, más poderoso y mortífero si cabe, ha sido programado para exterminarlos.
No es frecuente encontrarse con películas en las que todo encaje tan bien. Desde la elección de los actores hasta el trabajo de vestuario, pasando por un guión perfectamente maquinado o una banda sonora de lo mejorcito de la década. Sin embargo, lo mejor sin duda, el careto cuadrado de cyborg que tiene Arnold que junto a su limitado talento interpretativo componen un personaje inolvidable, lleno de carisma, al que sin duda echaremos de menos .