Thriller independiente de Stuart Gordon, famoso por su extensa filmografía de pelis de terror de serie B rozando el gore.
Nos presenta una historia de alta violencia y venganzas, con algunas escenas que, nuevamente, rozan el gore, que empieza cuando un jovencito sin demasiadas luces se involucra en rollos de mafiosos, la típica gente que se cree por encima de los demás y aplastan a quienes se cruzan por su paso como si fueran simples hormigas. El problema, es que el jovencito tonto no es una hormiga cualquiera, es el rey de ellas.
Desde luego no es una película apta para todos los estómagos, aunque sigue siendo una de las películas más "lights" de Gordon. Quien tenga el suficiente aguante para superar tanta violencia, se encontrarán con una película cruda, interesante, intensa y muy bien rodada. Lamentablemente no mantiene ese nivel durante todo el film (más en spoiler) y el final parece que va pegado al resto de la película. Es decir, que parece que se lo sacaron de la manga y lo añadieron porque sí, dejando una sensación de insuficiencia.
Los actores, como en muchas películas independiente, no son la gran cosa, pero cumplen sin muchos alardes. Incluso rescatan del ostracismo a otro de los miembros del clan Baldwin que, poco a poco, están consiguiendo un currículo envidiable pese a la escasez de talento en esa familia. Supongo que, como dice el Rey de las Hormigas, todos hacemos lo que tenemos que hacer y no hay más.