Vaya por delante que no soy un gran defensor de mezclar aspectos tan distantes entre sí como son el miedo y el humor, pero hay algo en "Cazafantasmas" (más allá del mito que en sí mismo representa) que convierte a esta comedia de terror en una delirante y muy ocurrente película, que por bien hecha que esté, no deja de desprender un tufo a estupidez por los cuatro costados. Y es que la historia se toma en serio a sí misma solo a ratos y nos toma por inteligentes a los espectadores durante bastante más tiempo del que pudiera aparentar a pesar de lo estrambótico y absurdo de muchas escenas y situaciones. De hecho "Cazafantasmas" es una peli para triunfadores en horas bajas y para gente con más jeta que vergüenza, que sabe a dónde y cómo sujetarse para salir adelante y acabar vitoreado como un mesiánico salvador y que incluso viéndola 40 años después de su rodaje, tiene puntazos de peli visionaria para amantes de la estafa de poca monta y la sinvergonzonería a gran escala.

Y es que uno ve a Bill Murray y piensa en el tipo que ha sabido rodearse de la gente adecuada en el momento adecuado para alcanzar la pasta rápida por el camino más corto, apoyándose en el poder de la televisión y la publicidad y en las debilidades y los miedos de la gente. Una suerte de negocio pensado para dar rienda suelta a una fantástica convicción en lo intangible, para devotos de la fe y creyentes en lo increíble. Y SÍ. Por increíble que pueda parecer, estas cosas triunfan hasta el punto que hasta nosotros mismo como espectadores nos acabaremos creyendo todo lo que vemos en pantalla y nos dará por pensar que quizá los locos éramos nosotros y no los de al lado. Porque es posible que los planos etéricos, las inversiones totales de partículas y la velocidad de ionización de las entidades ectoplásmicas no sean fruto de una mente tan incomprensiblemente compleja como servilmente entregada al poder del dinero, sino que sea fruto de un espectador que simplemente se está dejando llevar por una patochada que a pesar de ello está más que bien construida. Pero no nos engañemos, pues tal y como dijo Groucho Marx con aquello de "estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros", también aquí nos sueltan aquello de "usted págueme semanalmente y creeré en lo que usted quiera" y "usted garantíceme votos y entonces le dejaré hacer lo que le salga de las pelotas". Solo hay que mostrarse con espectacularidad a ojos del prójimo, con abultadas herramientas de trabajo, para que la gente crea en tus capacidades. Ya saben, aquello de la importancia de las apariencias...

La historia delira a la vez que nos deja momentos que no se van a borrar. Ver ese coche parido por una imaginación alcoholizada recorriendo las calles de Nueva York con su sirena de timbre carrasposo y desafinado es algo que ha trascendido el mundo del cine hasta incluso ocupar estanterías de coleccionismo masivo a 1:18 por lo que muchos pagarían unos cuantos cientos de euros a día de hoy. Ver al muñeco de las gominolas marcándose un King Kong por las calles de la ciudad y ver a Sigourney Weaver saltar del Alien de Ridley Scott para darse semejante baño de lascivia entre posesiones infernales e ingravideces son cosas para partirse el culo en un 90% y para cagarse de miedo en el 10% restante. Se nota que Ivan Reitman quiso meternos miedo y a la vez quitarle hierro al asunto. Y le salió bien. No es mi tipo de cine ideal ni nunca me ha llegado a convencer demasiado, pero "Cazafantasmas" es de lo mejor que hay dentro de este género desenfadado y sinvergüenza.

LO MEJOR:
- ¿Cuántas veces más vas a querer escuchar a Ray Parker Jr. con su "Ghostbusters"?
- Su crítica hacia los negocios turbios que se aprovechan de las debilidades del prójimo.
- ¡¡Aquí lo que importa es la pasta, oiga!!
- Ten cuidado con lo que piensas y con lo que temes.
- ¿Quién no ha querido de mascota al fantasma verde de los mocos?

LO PEOR:
- En el fondo es una amable idiotez.
- El paso de los años se nota en muchos de los efectos especiales.