Bastante ha tardado Matt Damon en retomar a uno de los personajes que más alegrías y reconocimiento le han dado y es que una de las condiciones que ponía para su vuelta era la de contar de nuevo con el director Paul Greengrass autor de las más exitosas de las anteriores partes de este personaje (El mito y el ultimátum de Bourne) y un verdadero experto en este tipo de películas aunque con la mala costumbre de mover demasiado la cámara en sus escenas de acción.

Una vez director y actor juntos de nuevo nos presentan a un Jason Bourne de pocas palabras, más viejo y cansado y recordando todo su pasado en un mundo bastante más diferente de lo visto en anteriores partes, un mundo convulso e informatizado que da pie a la fórmula que mejor ha funcionado con el personaje la del gato y el ratón, recurriendo a la conocida estrategia de perseguir y ser perseguido se consigue que el ritmo de la película sea vibrante y sin respiro algo que ya ha funcionado muy bien en anteriores ocasiones pero deja la sensación de repetirse, tanto es así que sucederán hechos prácticamente calcados a los sucedidos en anteriores películas. No ahondare más en este tema para no “spoilear” demasiado pero la sensación de que esto ya lo he visto antes es muy recurrente.

El hecho de que el ritmo sea alto no deja mucho marguen para explicar cierto tipo de cosas que a priori parecen demasiado imposibles como la de poder controlar todo tipo de sistemas, cámaras o redes eléctricas con esa facilidad o la de poder tener esos ángulos de visión tan extremos (vistas superiores de la ciudad o desde miras telescópicas) o como la de poder conseguir rastreadores o información de esa forma. Todo esto te deja una sensación poco realista que perjudica a una película que pretende ser actual y coherente con el mundo actual en el que vivimos.

Por lo que la película te da lo que se espera de ella mucha acción y un buen ritmo que hace que no te aburras en la butaca, si te gustan sus anteriores películas esta también lo hará aunque ya se empieza a vislumbrar síntomas de agotamiento evidentes.