Pocas veces me decido a publicar una crítica. Pero es que pocas veces me chirrían tanto los oídos, los ojos, (¡la vida!), como cuando veo este truño (con todos mis respetos siempre).

No sé ni por donde empezar. Quizá que el guapo de “Compañeros” sea el prota, padre ejemplar, profesor del pueblo, culto, respetuoso, y encima viudo y con un hijo al que ama para mi no sea la mejor manera de empezar. Ya veo topicazo. Pero es que si encima resulta que por la noche se transforma con unos superpoderes que lo hacen ser ninja... Un ninja que se permite hablar con su voz. No lo reconocerán porque sólo se le ven los ojos. Muy lógico. Y también muy socorrido para el doble que haga las escenas de lucha. Pero, en fin, me devío.

La historia del Superhéroe del S XVI ya echa un poco para atrás. Vale. Trama floja.
El momento en el que empiezan a aparecer los antepasados de los personajes de Los Serrano también es algo, creo, bastante destacable. Es que hasta hablan igual. Falta el Bonilla cortando jamón.

Yo nunca fui demasiado bueno en historia. Pero que en pleno SXVI digan “te va a poner mirando para Constantinopla” o “te va a dar la del pulpo”...

Y ojo, no creo que no resulte creible por los actores. Creo que no tiene sentido nada. Los roles de ellos tampoco, pero porque ese plató tiene más brillos que el de Gran Hermano...

Pero todo esto es, por supuesto, mi opinión. Eso sí: que alguien me avise cuando empiece a salir Fran Perea.