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Voto de Cinemagavia:
6
Drama Todos tenemos una quimera, algo que deseamos hacer, tener, pero que nunca encontramos. Para la banda de 'tombaroli', los ladrones de antiguas tumbas y de yacimientos arqueológicos, la quimera es soñar con dejar de trabajar y hacerse ricos sin esfuerzo. Para Arthur, la quimera se parece a Benjamina, la mujer a la que perdió. Con tal de encontrarla, Arthur se enfrentará a lo invisible, indagará por todas partes, penetrará en la tierra, ... [+]
3 de abril de 2024
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Italia, a tumba abierta
Cabe decir que le veo las virtudes a La Quimera, estas radican, en primer lugar, en lo estético, con una amplia diversidad de formatos analógicos y una bellísima puesta en escena, y algunas decisiones, como cierta secuencia mostrada a través de una cámara de seguridad, el acelerar los movimientos de los personajes en algunos momentos, rupturas de la cuarta pared, o las escenas subterráneas, que son atrevidas y muy ingeniosas. Hay que mencionar también la banda sonora, ecléctica, que tira de Kraftwerk a mitad de película para terminar con Franco Battiato, y el uso, más concretamente, de la música diegética para narrar partes del argumento.

En segundo lugar, hay que reconocerle a Alice Rohrwacher, oriunda de la Toscana, en la que transcurre La Quimera, el retrato de esta. Paisajes, estancias y personajes emanan vida en una película que, como ironizan varias líneas de diálogo, se puede ‘oler’, se puede ‘saborear’. Heredera del neorrealismo de De Sica o el primer Fellini, la cineasta italiana pinta un cuadro sobre las clases obreras de la Italia rural, que se resiste a ser industrializada, con unos personajes secundarios adorables en su imperfección, como la banda de tombaroli que acompaña al protagonista o el personaje de la gran Isabella Rossellini, casi irreconocible.

*Malas compañías

Sin embargo, y aunque me haya costado horrores conectar con La Quimera, hay, por encima de todo lo dicho, un claro problema: su protagonista. No vengo aquí a decir que Josh O’Connor haga un mal trabajo, es más, considero que ejecuta perfectamente al personaje que Alice Rohrwacher ha diseñado, y se entrega física y verbalmente con el italiano. Es, para mí, un error de concepción. Durante la primera hora de La Quimera, tenemos un protagonista del que sabemos escasas pinceladas, y que no consigue transmitir sus emociones al espectador. El primer problema se corrige a media película, pero el segundo, salvo alguna escena de camaradería y diversión con sus compañeros de fatigas (las, para mí, mejores de la cinta), continúa presente.

Es difícil, en una película con un tono y universo tan personales, ‘entrar’ si el protagonista, nuestro guía a ese interior de la historia, nos genera problemas. En muchos momentos, toda la gente alrededor de Josh O’Connor parece tener más humanidad que él, pero la constante, con el que pasamos más tiempo, es el actor inglés. Esto se hace grave en su tercio final, en el que sus conflictos y anhelos concluyen, pero que resulta frío, no emociona. Si añadimos la duración (2 horas) a la ecuación, La Quimera corre el riesgo (y cae en él) de resultar tediosa en algunos momentos, especialmente en aquellos en los que la información es tan escasa que no podemos agarrarnos a nada.

*Conclusión

Como a sus protagonistas, cuando excavan antiguas tumbas etruscas, La Quimera es una película en la que cuesta entrar, que exige al espectador por su personalísimo tono, su manejo de la información y su torturado protagonista. En dos horas de metraje, veremos un simpático (y original en lo visual) retrato de la Italia de finales del siglo XX, con personajes pintorescos y una trama central, la de los tombaroli, que nos sacará más de una sonrisa. El problema es que, más allá de ahí, el resultado global nos puede dejar fríos, pidiéndole ‘algo más’ a una película que, ciertamente, ha sido una sensación entre los festivales del pasado año.

Escrito por Adri Cámara
Cinemagavia
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