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España España · Moaña
Voto de Bermu:
10
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama En un momento crucial de su vida financiera, Gondo (Toshirô Mifune), un directivo de una importante empresa de zapatos, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado. El rescate exigido es una gran cantidad de dinero, pero Gondo la necesita para cerrar una negociación que le dará el control de la empresa. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La capacidad que tiene Kurosawa de adentrarse en lo más profundo del ser humano me deja una vez más atónito y lo demuestra en cada una de sus películas. Hace poco pude ver Vivir (1952) donde creo que el director japonés llegó a su cenit en ese punto de vista de la complejidad humana ante la vida y la muerte, pero El infierno del odio no se queda atrás. La primera hora de la película me parece sencillamente sublime.

Un hombre de negocios que está a punto de gastar toda su fortuna en controlar la empresa en la que trabaja ve como todos sus esfuerzos se van al traste con el secuestro de su hijo. En ese primer momento no duda en pagar lo que los secuestradores le están pidiendo, el problema aparece cuando se dan cuenta que el secuestrador se ha equivocado y se ha llevado por error al hijo de su chófer. Aparece entonces el debate de si pagar el rescate o no.

A partir de ahí comienza el drama moral de tirar toda una vida de esfuerzo y trabajo por la borda, a cambio del hijo de otra persona. Toshiro Mifune como siempre espectacular, sus angustias y sus medios calan tanto en el espectador que llegas a empatizar con él, te colocas en su situación. Las críticas de su mujer, las súplicas del padre del niño, el papel de la policía, todo está ensamblado perfectamente por Kurosawa.

Realmente, al final llega a darse cuenta del verdadero significado de la vida, de lo inmaterial del dinero, la importancia de los sentimientos de las personas a las que amas. No importa que una persona tenga éxito en la vida si los seres queridos no están a su lado para disfrutarlo. Aunque la segunda parte de la película para mí se vuelve más monótona (se centra más en la investigación policial sobre el secuestro dejando de lado los sentimientos de los protagonistas) es evidente que Kurosawa lo ha vuelto a conseguir, ha hecho que los espectadores vuelvan a devanarse los sesos sobre el verdadero sentido de la vida. Sin palabras...un genio.
Bermu
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