En el año en el que también andaba nominada la película colombiana El abrazo de la serpiente, se lleva uno de los Óscar el filme animado Historia de un oso. Latinoamérica sigue brindando su cine con una condición especial en la que la política, el desarraigo, el exilio, la esperanza, la amistad, la soledad y el amor aparecen como motivos particularmente atractivos.
La bella Historia de un oso conmueve, es magnífica en su sustrato casi surreal de que todo lo que se quiera contar se haga desde la máquina de feria (a lo Lumiére) que lleva el oso por las calles. Es un relato sobre otro relato del que se desprenden más y más relatos, como un juego de muñecas rusas. Es un gusto ver una película así, con esos detalles propios del dolor latinoamericano y con las condiciones de un arte mágico como el de la animación.