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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
8
Drama. Comedia Serie de viñetas entrelazadas por un personaje o una situación que conecta una historia con la siguiente. Unos soldados franceses entran a la catedral de Toledo durante la invasión napoleónica. Un capitán besa la estatua de una mujer y destruye la de un hombre. En la época actual, un matrimonio se escandaliza con unas postales que muestran monumentos de París. Un hombre ve pasar unos animales por su cuarto. En una escuela de policías, ... [+]
10 de marzo de 2009
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice Buñuel que esta película la recuerda como una de las que se siente más satisfecho. Añade que la considera dentro de una trilogía “sui generis”, en donde incluye también “El discreto encanto de la burguesía” (1972), y “Ese oscuro objeto del deseo” (1977), es decir, las tres últimas de su producción.

Confieso que siempre me llevé regular con estas películas de mi admirado Buñuel, y que, aun reconociendo sus innegables valores, siento nostalgia de otras, tal vez de peor factura, pero hechas a partir del talento, optimizando los medios y los tiempos, en las que él se mueve de manera diligente entre la realidad y el deseo, o sea entre lo que a él le gustaría hacer y lo que realmente podía hacer. Me gustan mucho algunos de los personajes, complejos, profundos, torturados, de su etapa mexicana, me gusta mucho también ese surrealismo metido con calzador, casi furtivo, como para poner una nota distintiva.

Por eso, “El fantasma de la libertad” me parece un poco la película que pudo hacer cuando pudo hacerla: con actores solventes y conocidos, con medios razonables y, sobre todo, con libertad absoluta para hacer lo que le da la gana. Y lo que hace, en mi opinión, es una exhibición de surrealismo de salón, consciente de que los cinéfilos pertenecientes a la clase social que él denigra en esas mismas películas, van a aplaudirle, admirados y felices de hacerlo, estableciendo una especie de complicidad intelectual pero epidérmica, como si la cosa no fuera con ellos. Porque Buñuel estaba ya oscarizado, y en su terreno era un dios incontestable del olimpo de los cineastas vivos con un mensaje propio y diferente. No le quito mérito a la película: la enmarco en un contexto histórico y, sobre todo, mental. Las industrias culturales están repletas de ejemplos parecidos en los que los escarnecidos compran encantados las obras de arte que les escarnecen.

Dicho esto, confieso que me encantan las absurdas situaciones que presenta, que contienen un mensaje divertido, sarcástico y transgresor, hasta cierto punto. Antológica la situación de los padres de la niña buscándola sin haberla perdido. Los monjes jugando a las cartas, o el prefecto de la polícía siendo detenido por sus propios hombres. Ahí está el inconformista que ya se ha hecho un poco mayor, y que mantiene sus obsesiones intactas, y sus recuerdos infantiles en perfecto estado de conservación.

Como la película está compuesta por escenas independientes, no es posible resaltar interpretaciones concretas. No hay literalmente protagonistas. Todos los actores están bien, muy bien.
Paco Ortega
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