Al grano:

-Director que ha cosechado algún éxito y que rueda como podría haber rodado cualquier otro del montón. Aquí las persecuciones y los combates no tienen alma. Cuando no se recurre a la cámara lenta, tenemos cortes continuos que impiden ver bien quién está pegando a quién o ver con todo lujo de detalles una persecución en coche. Las escenas de acción carecen de alma porque los planos son demasiado cercanos para ver el todo o porque no hay nada que no hayamos visto ya. Cero estilo y cero ganas de ofrecer algo visualmente distintivo. Y efectos especiales al por mayor: no es que estén mal, es que no hay nada que los haga épicos.

-Guion pobre, no, pobrísimo. Si tienes a un director que no destaca en lo visual porque no tiene talento o porque no sabe dónde poner la cámara o no le han dejado ponerla donde quería o tenía mejores cosas que hacer en aquel momento, compensadlo con un guion pulido, macho. Aquí te sustituyen Skynet por Legión y el T1000 por una versión tipo petróleo (como el líquido ese de Prometheus) con robot normal incorporado y ya tenemos lo mismo de antes. Y la trama, la de siempre: juego del gato y el ratón de toda la vida; punto A al B sin disimularlo lo más mínimo. Que si tengo un tío que se dedica a colar mexicanos, que si conozco un general que se dedica a robar material militar porque sí, que si tengo tatuadas unas coordenadas, que si te envío coordenadas porque no quería que te aburrieras, y así vamos haciendo.

-Personajes con menos carisma que una alpargata: empezando por la sustituta de John Connor y acabando por Linda Hamilton, sin olvidarnos de Grace, a la que todos alabáis, pero que es más sosa que comer sin sal. El único que hace gracia volver a ver es a Chauche, pero lástima que aparece demasiado tarde.

Todo esto se conjuga para ofrecer un relato pobre, donde la épica brilla por su ausencia y en que si hubiéramos cambiado los terminators por, yo qué sé, sicarios, tendrías Blood Father. ¿Entretiene? De aquella manera. La he visto como cuando me pongo a ver las noticias mientras ceno y hablo con la parienta después de trabajar ocho horas: con el piloto automático y con las neuronas puestas en remojo. Es la única forma de verla.