Creo que esta película me hubiera gustado (quizás hasta me hubiera gustado mucho) de no haber sido por Kevin Kline. Y no es que sea un actor que me haya disgustado nunca, más bien entra dentro del saco de actores que ni fu ni fa, sin opinión definida al respecto pero en esta película lo encuentro tan fuera de situación: patético cuando debería ser cómico, ridículo cuando dramático. Y mira que el pobre Sr. Kline tiene apoyos (la siempre eficaz Mrs Smith, la arrolladora Kristin Scott) pues nada, el sr. Kline se carga la película él solito sin ayuda de nadie.

Esta película tiene cosas que me gusta: un París melancólico, unos personajes fruto de las malas decisiones de los demás, una historia sobre la soledad y el intento de convivir con ella y una casa antigua que es el escenario perfecto para la historia pero pese a todos estos elementos el sr. Kline se eleva sobre todo y arruina la función.