Una de las series bastante prescindible e insoportable es Jessie, una chica texana que se reveló contra su padre que es militar y dejó el campo militar para buscar un nuevo porvenir. Lo que no estaba en sus planes es cuidar los insolentes cuatro niños de la acaudalada familia adoptiva Ross bastante hiperactivos y con su buenaondismo trata de dominar la situación, y a la vez, ser la más consejera de los niños por lo que fue el emprendimiento de su sueño principal ser actriz aunque es tanto fregada, permisiva y egocéntrica, incluso con el perezoso, reparista, amargado y sarcástico mayordomo Bertrand que ni le va ni le viene lo que pasa en el edificio pero a duras penas le colabora a Jessie en lo que necesite. Con el portero Toni interactúa mejor y demuestra grandes sentimientos por lo que alguno de los chicos Ross le da el empujón para tener la gran aventura, y quiere ser más que su amigo.

Los hermanos hiperactivos Ross tienen su estereotipo bastante peculiar aunque unos sobresalieron mejor que otros:

Emma: la mayor de la familia Ross una chica bastante efusiva, obsesiva con la moda, irritable y cínica en la que quiere elabora sus cosas a su manera. Se lleva bien con Zuri.
Luke: el segundo de la familia Ross el más donjuán, confianzudo, atrevido, amante de los videojuegos, break dance y de las bromas, y no le gusta el estudio. No se lleva bien con Emma pero sí bien con Ravi. El veintiúnico chico que le dio picante y juego a la historia.
Ravi: el tercero de la familia Ross bastante inteligente que en los últimos tiempos se dedica a devorar libros y conocimientos con su chauvinismo hindú por dentro. Se lleva bien con Luke aunque le saca la piedra de vez en cuando y cuida a su tatacoa – la lagartija domesticada- la señora Kipling. No le va bien con las chicas como tampoco tiene buena vida social con otras personas
Zuri: la menor de la familia Ross creativa teniendo peluches y amigos imaginarios. Algo solapada e irritable pero aprecia a sus demás hermanos y es la que pasa gran parte del tiempo con Jessie.

Renglones aparte, con las demás personas que como no son moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo y tienen que lidiar con: la inmamable y odiosa inquilina Sra Chesterfield; la inmunda y matona niñera Agatha que tiene una hermosa hermana pero deshonesta Ángela que iba a reemplazarla en el cargo de niñera; y la enfermiza, problemática y ruda chica pesada Connie –literalmente hablando- que molestaba a Luke diciendo que estaba enamorado de él.

El escenario fue la concurrida ciudad de Nueva York con sus costumbres, el edificio que residen e incluso el parque que, lastimosamente estuvo destrozada y anodina desarrollaron gran parte de la serie.

Con el respeto que se merece la protagonista Debbie Ryan (Jessie) nunca me convenció ni como actriz como tampoco cantante ya que es demasiado acartonada y le faltó más contundencia y arriesgarse a los nuevos desafíos, no sólo en esta serie sino también en los no muy lejanos proyectos tanto actoral como musical.

Sólo queda por decir que la serie cumple con entretener y nada más. En fin, hubo Jessie para rato y cómo tuve que aguantármela hasta en la sopa y toca ver como los tres hijos de la familia Ross: Zuri, Ravi y Emma tienen que lidiar en un campamento de verano como lo es Kikiwaka y lo que les espera para adaptarse a la vida natural a las pruebas y a las aventuras a la que tienen que lidiar.