La película tiene lo más importante: atmósfera y una protagonista con aura que, junto a Keanu Reeves (y la relación que se da entre estos personajes) crean un sentimiento de inquietud e incluso malestar en el espectador necesario como contexto para el resto de situaciones de la película. El mismo tema que "Eva al desnudo" o "Showgirls", en eso no hay nada nuevo, pero sí lo hay en que es la reinterpretación de esa escala hacia el poder, en este caso de la moda, mimetizada con el siglo XXI. Si bien, y aunque en sus partes más oníricas pierde autenticidad, las luces, neones, paisajes, camerinos que ofrece la fotografía causan en nosotros una determinada inmensidad respecto a los perversos mundos que el ser humano ha ido construyendo. Interesante, sin más.