Avengers reevalúa en algo lo ceremonial y serio de los grandes super héroes en el cine. No encontramos esa gran mística heroica, sino más bien todo lo contrario una suerte de desmitificación, en busca de conectarse con un público juvenil e infantil, y en todo caso, individualista, como tienden a serlo las personas en buena parte de las sociedades de hoy, especialmente en occidente. Esta película de Joss Whedon, según conocedores en el tema, parece estar basada principalmente en la colección de comics de los Avengers de Marvel llamada “The Ultimates” (2002 – 2007).

LA CUADRATURA DE SHIELD
En Avengers hay un cubo cósmico super poderoso llamado “Teseracto”, un hipercubo que ya había aparecido en Capitán América El Primer Vengador en 2011, así que no es ningún spoiler (o dañarles alguna sorpresa) en sí misma. Pues quiero decirles que hay otro, y no es el cubo mágico de Cybertrón (1), sino una especie de metáfora, un cubo de rubik (2) que Nick Fury (Samuel Jackson) pretende armar para su agencia Shield. Son varios los lados del cubo: egos, rostros, caprichos, personalidades, tonterías, facetas, intereses, defectos y capacidades, que se intentan amalgamar, o al menos conjuntar, para que quepan en esa agencia de seguridad, o de respuesta a emergencias extremas contra Estados Unidos, y lo que hay a su alrededor. ¿Cómo hacer que quepan en un solo cubo? Esa es la tarea de Mr. Fury, la apuesta, el reto verdadero que les propone, incluso un reto en sí mismo para directores y guionistas.