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Voto de Tokio ya no nos quiere:
9
Thriller. Acción. Drama. Cine negro Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
15 de diciembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comencemos catalogándolo como cine negro, sección atracos. El manejo del tempo, la luz, el trabajo de la cámara son magistrales y serán una constante en todo el metraje. No faltarán el (anti)héroe de incuestionable potencial icónico (chupa, palillos, guantes mediante), tan magnético como parco en palabras , persecuciones de querencias setenteras incluidas, y argumento aparentemente predecible. Conforme avance mutará, aunque seguirá siendo cine negro (tonalidad abisal), un relato de venganza en el que la violencia que parecía dilatarse en exceso estalla de manera tan abrupta y es representada con tal fisicidad( la sombra de Neill Marshall es alargada) que uno (o su miembro viril en concreto) se encoje cada vez que brota, que explota en escena. Aunque si fuéramos lo suficientemente honestos estaríamos de acuerdo en que esencialmente y ante todo Drive es una historia de amor( envuelto en noir) trágico. Es el amor, el (auto)sacrificio por amor ejecutado por el personaje de Ryan Gosling, el fuego que prende en dos mitades la trama de Drive, revelando al mismo tiempo la verdadera naturaleza del protagonista, más cercana en espíritu al comportamiento psicopático de Travis Bickle que a la rudeza y masculinidad esquemática y básica , en su sentido más puro,inherentes a los personajes arquetípicos de este género, vía Marvin, McQueen , Eastwood o Bronson.
Tanto el voto de silencio que parece haberse autoimpuesto el personaje de Gosling en gran parte de metraje como su comportamiento tierno con el hijo de su amada o propiamente su enamoramiento no hacen sino disimilar la silueta del reptil que acecha agazapado en su interior y cuya aparición resultará irrefrenable ( la escena del ascensor es clarificadora) , hermanándolo de forma directa(siamesa) con One-Eye, el protagonista vikingo/agujero negro descuartizador de hombres de su anterior película Valhalla Rising: una naturaleza muerta con ecos de Herzog regada con la violencia de un torture porn. Será la suma del devenir de los acontecimientos y su voluntad de psychokiller (ese momentazo con máscara) la que acabará truncando esta imprescindible historia de amor (con banda sonora de pop electrónico de fondo) abocado al fracaso .
Mientras el protagonista malherido conduce por las calles a través de la noche, no puedo evitar pensar en estos versos del Arcipreste de Hita : “Amor quien te más sigue, quemásle cuerpo e alma/Destruyesle del todo, como el fuego a la rama”. Pertenecen al Libro del Buen Amor. No deja de resultarme irónico.
Tokio ya no nos quiere
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