Una mujer mata a su amante durante el coito, no le vemos la cara, y a partir de ahí comienza un conglomerado de especulaciones y sexo del bueno a diestro y siniestro. Muy buenos giros de guión, con varios supuestos culpables que van cayendo uno tras otro, y un final que puede dar mucho que hablar. Yo tengo mi propia conclusión, y es que la escritora nunca mata a nadie, aunque sus amantes lo hacen por ella, ellas la obedecen. Por eso al final, al quedarse sin cómplices, intenta matar al inspector, pero es incapaz. Veremos la segunda parte.

No me ha gustado del principio cómo es que dejan marchar a la amiga de Catherine, Rozy, sin identificarse, y luego van a la casa de la playa y no detienen a Catherine, aunque luego lo justifican diciendo que tiene mucha pasta y el rollo de los abogados.

Por lo demás me parece perfecta, de duración se me ha hecho corta, y la interpretación de Sharon Stone magistral, sobre todo al principio, con ese juego de insinuación bestial, ¡¡¡que nos seduce a todos leñe!!! Michael Douglas en su línea de siempre, muy frío, no me gusta. Al principio para nada aparenta ser un cocainómano alcohólico, luego su cara va adquiriendo más similitud con el personaje, pero no llega a la altura. Deberían de haber censurado eso de que con la coca se folla mejor, hay mucho jilipollas suelto por ahí que seguro que lo comprobará, en fin.