No encuentra uno gran cosa en el filme en cuestión, salvo una serie de enredos y el ya clásico (sobre todo en los ochenta) triángulo amoroso, que cualquiera que haya visto cinco filmes al respecto, sabrá como va a acabar.

¿Supone esto un problema para Admiradora secreta?

Pues sí y no. El enredo podría ser ingenioso, pero los padres tanto de él como de ella están únicamente por este elemento, lo cuál los convierte en mercenarios a merced de un enredo que tampoco daba para tanto. Algunas actitudes no se entienden y sobre todo al final, la cosa se desinfla.

Por otro lado, los actores jóvenes, no tienen mucho sobre lo que trabajar. Es una idea aceptable, pero se lleva a las clásicas conversaciones y además la relación entre Howell y Preston va a la velocidad de la luz, con lo cuál no hay mucha situación para bromas ni enredos entretenidos.

En otras palabras, un exceso de azúcar y pocas cosas entretenidas. No es que uno esperase gran cosa, pero si un poco más de chicha.

Eso sí, hay dos cosas a destacar. El personaje de Lori Loughlin, la cual no entiendo sus sentimientos, pero que admito es un buen y duro personaje femenino. El otro, sin dudarlo, es Fred Ward. Únicamente la escena y las barbaridades que le dice al novio de su hija, es suficiente para ver que este personaje tenía garra y podría ser un desfase. Aunque no cuadraría con el tono de la cinta.


Sinceramente, creo que la mayoría de gente se va a quedar con ganas de más. El enredo no tiene tanta vida, los comportamientos de ciertos secundarios son ridículos y la película se acerca más a algo rollo Crepúsculo, que a una gamberrada.

Una pena.