Una vez visionada esta nueva entrega de Piratas del Caribe, puedo decir sin equivocarme que Piratas del Caribe: La venganza de Salazar es una vuelta a los inicios de esta saga, conteniendo todo lo bueno de la trilogía dirigida por el realizador Gore Verbinski, que empezó en 2003 y finalizó en 2007, y que tenía en el reparto a caras tan conocidas como las del gran Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley y Geoffrey Rush. Dejando de lado, o al menos a mí me lo ha parecido, la cuarta entrega dirigida por Rob Marshall y que reclutaba a Penélope Cruz junto a Depp, más que nada porque no se hace mención a ninguna aventura de aquella en la que ahora nos ocupa. Jack Sparrow ha vuelto y menos mal. ¿Qué sería de esta saga sin Depp como Sparrow? Se echaría en falta y mucho. Sus andares, su humor, sus metepatas... Es imposible no pensar en ella sin este personaje. Es por ello que se agradece su regreso. Hay rostros nuevos que le añaden vidilla a toda una interesante trama, tales como el actor español Javier Bardem (dejando de lado que el tío no me cae muy bien, qué digamos, pero esto no me ha impedido disfrutarla como buen cinéfilo que soy) interpretando a un gran villano, que consigue crear impotencia, el capitán Salazar, el que hace referencia el subtítulo de esta entrega para el mercado español, ya que en inglés es Dead Men Tell No Tales (Los hombres muertos no cuentan cuentos). Además de dos jóvenes actores como el actor Brenton Thwaites (visto en Dioses de Egipto de Alex Proyas) y la guapa Kaya Scodelario con sus buenas dotes interpretativas y que ya nos llamó la atención a muchos en la serie británica titulada Skins hará ya unos años. Estas dos incorporaciones tienen la pinta de querer reemplazar a la pareja Orlando Bloom-Keira Knightley. Sí, vale, esta parejita de tortolitos no tiene el poder de aquella, pero por momentos se nota la química entre ellos. Las tres primeras son, para mí, obras maestras, ¿qué queréis que os diga? Es verdad, son de diez, la cuarta bajó el listón, ya sea por el cambio de timón en la dirección, Penélope Cruz o porque ni Knightley ni Bloom estaban en el reparto y la historia andaba por otros derroteros, pero el caso es que esta nueva entrega me ha vuelto a enamorar de esta franquicia.

La trama te engancha desde el principio, la aparición de Sparrow es un plus muy pero que muy gracioso, reiros de alguna entrega de Fast and Furious, todo puede ser posible, que aquí también hay fantasmadas, que por esto, según he leído, se han gastado más de 300 millones de dólares en el rodaje. Los efectos especiales están muy bien trabajados, y los que se veían en los tráilers y promos que cantaban mucho, en la proyección se han visto estupendamente. Me han gustado todos los cameos, lástima que no haya vuelto a salir el padre de Jack Sparrow, hubiera estado genial volver a reunir a la tropa. Los compositores de las anteriores entregas Klaus Badelt y Hans Zimmer dejan el testigo a Geoff Zanelli cuya partitura no logra defraudar. Suerte que se mantiene el tema principal tan recordado. Los directores de Kon-Tiki, Joachim Rønning y Espen Sandberg, familiarizados con el mar en aquella película, han vuelto a lo que se les da bien y el resultado ha sido magistral. Una historia muy bien llevada a la gran pantalla. Merece mucho la pena ver los casi diez minutos de créditos finales, por varios motivos:
1 - Para escuchar la increíble música.
2 - Hay que respetar a todos los que han trabajado en dicha producción, gracias a ellos se ha llegado a muy buen puerto.
3 - Para no perderse la inevitable escena post-créditos en esta saga, y encima tiene sorpresa.

Espero que Piratas del Caribe: La venganza de Salazar tenga su merecido éxito en la taquilla norteamericana e internacional para que hagan otra entrega. Eso sí, sin Johnny Depp mejor que ni se atrevan. Mi nota final es de 10.