Haz click aquí para copiar la URL
Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
7
El casamiento
2011 Uruguay
Documental, Intervenciones de: Julia Brian, Ignacio González
6,5
34
Documental Documental que narra la peculiar historia de amor entre la transexual Julia Brian e Ignacio González, un ex obrero de la construcción. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Esta película de Aldo Garay es muy difícil de encasillar, porque no es un documental pero tampoco es ficción. En realidad podría afirmarse que son las dos cosas a la vez pero arrancadas de una historia increíble de la vida real.

Dos personajes extremos, pobres, mucho más que singulares se conocen una nochebuena, conviven la noche y de ahí en adelante nunca más se separaron. Una historia de amor ¿como cualquier otra? Seguramente que no.

En el Hospital de Clínicas de la Universidad de la República del Uruguay en 1993 se realiza el segundo cambio de sexo (de varón a mujer), pero la burocracia y la agenda de derechos que demoró muchísimo en ponerse a andar recién doce años después le permitió a Julia Brian acomodar su identidad documentaria a la nueva realidad de género que adoptó.

La nochebuena en que Ignacio y Julia se conocieron fue unos años antes de la operación. Resaltar este hecho hace a una de las cosas más insólitas de la historia. Con ingenuidad absoluta pero con un convencimiento genuino Ignacio afirma que él no podía permitirse vivir con una persona del mismo sexo, aunque ya hacía mucho tiempo que compartía el lecho con un varón.

Los personajes no tienen glamour, no son bonitos ni jóvenes, tampoco descollan en ninguna actividad intelectual de la gente común. Él fue obrero de la construcción, luego el alcoholismo lo marginó laboralmente y terminó sobreviviendo como cuidacoches. Ella parece que en su juventud fue una drag queen de cabaret. Pero cuando se conocen, ambos están entrando en la senilidad (ella 65, él septuagenario) y comienzan una relación afectiva que mueve a la ternura cuando uno es el espectador.

Impedidos de hijos, tienen unas mascotas que cuidan amorosamente, y viven su pobreza con dignidad y esperanzas, mientras tres veces a la semana Julia se somete a diálisis y es de suponerse que por su edad la habrán puesto en el último lugar de la lista de espera para un transplante renal.

Nada piden, nada lamentan. No hay quejas ni reproches, solamente las discusiones habituales en una pareja, que sobrelleva la humildad a fuerza de compartir mates, mirar las humedades de las paredes, intentar una mudanza a lugar más amigable y, sobre todo, soñar con el casamiento que ahora la ley les permitirá.

Ser testigo de esta historia real (que afortunadamente no fue manipulada en forma alguna por el realizador) te provoca infinita ternura. Pero tal vez, desde la perspectiva cómoda de un sillón confortable, la visión que tenemos de este film nos haga pensar en un drama extremo.

Sin embargo, a mí me parece que es una historia de amor sublime. Nada más ni nada menos.
Atilio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow