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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
3
Documental ¿Es posible que un ordenador prediga la economía mundial? Martin Armstrong, un consultor de finanzas que con 15 años ya era millonario, diseñó durante los años 80 un modelo de predicción de alta precisión basado en el número pi. Su reputación a nivel mundial hizo que los banqueros más poderosos de Nueva York le invitaran a formar parte de su grupo para manipular las tendencias de los mercados. Martin siempre rechazó la oferta. A finales ... [+]
11 de septiembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Armstrong es un economista que dice haber diseñado un método matemático basado en el número pi con el que puede pronosticar los conflictos bélicos mundiales y usar los consecuentes movimientos de capitales que se producen a raíz de los mismos para hacer pequeñas mordidas, meter la cuchara en el mercado de valores y obtener pingües ganancias. Por supuesto que, de paso, jodiendo al prójimo.

Básicamente la estafa consistió en lo que se ha llamado un “esquema Ponzi”, o sea una chantada piramidal que empieza consiguiendo plata pagando enormes intereses por ella y para poder pagar esos préstamos acude a nuevos préstamos hasta que llega un momento en que el castillo de naipes se viene abajo. Los únicos “agraciados” que logran algún tipo de lucro son los primeros en poner su dinero, mientras que la inmensa mayoría que se suma al final al ver los magníficos resultados con que se empieza es literalmente desfalcada.

Este bribón, que cumplió 11 años de cárcel por haberse hecho con más de 700 millones de dólares a raíz de esta estafa y por ocultar unas decenas de millones en activos para evitar el resarcimiento judicial sentenciado, ha vuelto al redil luego de salir de la cárcel. Se ha dedicado a dar jugosas y muy bien pagadas conferencias por todas las capitales mundiales en las que despliega su habilidad de charlatán sabio e inocente. En grandes pinceladas describe las reglas del funcionamiento del capitalismo salvaje, de cómo el sistema somete a los pueblos con sus mazazos financieros y económicos y lejos de insinuar una mínima condena a esos mecanismos, los usa como excusa para hacer lo mismo y, de paso, embolsarse fortunas junto a sus secuaces.

Cada quien buscará información y sacará sus propias conclusiones. Pero luego de ver este documental alemán en donde se lo presenta como una víctima y muestra de qué manera una fauna de buitres financieros lo siguen con fascinación, mi balanza se inclinó inmediatamente.

Aquí hay una apología de la infamia financiera. Se presenta a este oscuro personaje como un pobre tipo, padre soltero, que trata de avivar a la humanidad sobre los chanchullos urdidos por los gobiernos y los bancos. Y que además fue injustamente encarcelado por 11 años por la maldad de jueces, fiscales y oficinas gubernamentales.

Todos los que prestan testimonios fueron sus socios y cómplices de la estafa, o familiares que estarán disfrutando de los mal habidos dineros que este hombre acumuló. Porque Armstrong tiene la habilidad de presentar los hechos como fruto de la inocencia y que con el estudio de la historia diseñó un programa informático ultra secreto que le permite pronosticar el futuro. Además ha urdido toda una trama de conspiraciones que lo tienen como centro de sus operaciones (FBI, CIA, gobiernos yanquis, de Rusia, etcétera) y lo han convertido en su víctima preferida. Esta película no sólo es un alegato laudatorio de este chantapufi, además es una complicidad de la infamia, por lo que realizador, productores y todos los granujas que financiaron este proyecto también tienen sus responsabilidades. Mi calificación está directamente relacionada con la repugnancia que me causó el flechamiento expositivo del filme y la absoluta carencia de crítica que ni siquiera plantea alguna duda.

Ni hablar de los cientos de seguidores y asistentes a sus conferencias que no son más que otros canallas (corredores de bolsa, intermediarios, comisionistas) que quedan embobecidos cuando lo escuchan.

Tampoco hay que tener la ingenuidad de pensar “pobre gente a la que estafó”, puesto que la inmensa mayoría de ellos (tipos tal vez como tú y yo) lo que buscaban eran ganancias rápidas, fáciles y cuantiosas sin importar la metodología.

El capitalismo: es lo que hay.
Atilio
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