Cualquier persona que sepa algo de cine sabrá que las teen-movies no destacan por su producción ni calidad artística, si no por lo que te hacen reir. En este caso puedo decir que no me he reído tanto en un cine como cuando fui al estreno de American Pie. No es un peliculón, ni mucho menos, pero nunca me cansaré de verla aunque me sepa al dedillo cada uno de los diálogos. Todos y cada uno de los personajes de este largometraje se han convertido en una leyenda, como Jim y su padre, Kevin y Oz, la madre de Stifler y el propio Stifler, Culo Fino, Sherminator y un largo etcétera.

Aunque el tema y el propio argumento sean picantones, el fondo es moralista, no como en sus posteriores secuelas en las que lo ordinario y explicito son la única forma de humor que suministran.

Si quieres pasártelo bien y no darle vueltas al coco, o ver una película divertida con tus amigos echándo unas cervezas ésta es tu película. También recomiendo la segunda parte American Pie 2.