Días del cielo de Terrence Malick, es un drama que narra una historia de principio de siglo. Dirigida con un ritmo majestuoso, y a su modo íntimo y particular de hacer cine, realiza un film fantástico y magistral, técnica y narrativamente hablando, con resultado maravilloso.
La fotografía, se apodera desde que comienza de la atención del público, naturista, bella y hermosa, de la mano de Nestor Almendros. Digno ganador del oscar por su luminosidad, esplendor y momentos incluso alusivos a un documental. Al igual que la música, que es agraciada y melódica, realmente confortante por mostrar sonidos agradables del genial Ennio Morricone.
El guion, escrito por el mismo director, resalta las relaciones humanas y lo que les rodea, agradable y atractivo, aunque argumentado con desilusión y melancolía, pero desde luego inspirador y profundo. Usando además, una inmejorable narrativa con voz en off de una de las protagonistas, afable, sugerente e impecablemente familiar. Con palabras dulces y poéticas.
Y las actuaciones, son creíbles y muy humanas, con Richard Gere impetuoso y decisivo, Brooke Adams sentida y emotiva, Sam Shepard sincero y noble realizando un gran papel, y Linda Manz natural y verosímil, destacando notablemente su narrativa en off. Y sus vestuarios y caracterizaciones son alusivos a principios de siglo, marcando claramente las diferencia de clases y elaborando un gran trabajo que fue nominado al oscar.
En definitiva, la considero una obra excelente y apasionante, recomendable para aquellos que busquen cintas conmovedoras y algo sentimentales, con toques desesperanzadores y sinceros. Y con una enorme música y fotografía, actuaciones convincentes, y un gran trabajo técnico y narrativo detrás, que desde luego gustará a los seguidores de Malick, y al público en general.