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Días del cielo

Drama En 1916. Bill y Abby, una joven pareja, deciden abandonar la pobreza y la dura vida de Chicago. Acompañados de Linda, la hermana de Bill, viajan hacia los grandes campos de trigo de Tejas, donde encuentran trabajo como braceros en una granja. Recogida la cosecha, el joven y apuesto patrón, al que hacen creer que los tres son hermanos, les pide que se queden porque se ha enamorado de Abby. (FILMAFFINITY)
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
5 de octubre de 2007
131 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un estilo muy peculiar basado en un lírico componente visual, sin necesidad de líneas y líneas de diálogo, el cine de Malick puede resultar difícil de digerir a primera vista, pero una vez se entra en su juego, el talento de este director se hace más atractivo. Utiliza de manera magistral a sus personajes para mostrar sus inquietudes y emociones al espectador, centrándose en su interacción con la naturaleza e imprime en sus obras una atmósfera de melancolía y tristeza.

Días del cielo posiblemente su película más redonda. Narra como dos amantes deciden abandonar la pobreza y la dura vida que llevan en Chicago. Viajan hacia las zonas cerealistas de Texas donde encuentran trabajo como jornaleros en una granja e intentan engañar a un rico terrateniente para heredar su fortuna.

Malick realiza una interesante reflexión sobre la miseria y cuenta para ello con una una bella banda sonora compuesta por el maestro Morricone y una impresionante fotografía del español Néstor Almendros, por la que obtuvo el Oscar. Un orgasmo visual marcado por campos de trigo y siluetas dibujadas por la luz del ocaso del Sol y que atesora escenas memorables, como la plaga de langostas.
Fer
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8 de mayo de 2008
109 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su mayor parte, esta película consiste en paisajismo majestuoso, obra de Néstor Almendros, el traductor de la luz.
Las inmensas llanuras cereales de Texas; los profundos cielos blanquiazules; el sol, la nieve, las tormentas… Dimensiones colosales, exploradas con reverencia y tacto infinitos.
Hay evocaciones:
-Campesinos rezadores (Millet).
-Casa vertical aislada contra el cielo en un páramo (Hopper).
-Trigales despeinados por el viento (Van Gogh).
-El mundo amarillo de Christina (Wyeth).
Pero Almendros trae de primera mano el espacio, repleto de luz palpitante. Lo principal se cuenta en imágenes, lo lee la vista en los crepúsculos, los incendios, los dibujos del agua, la memorable secuencia de las langostas...
Malick fue bracero antes que profesor de filosofía y cineasta, y dirige la recreación de esa dura vida, en bellas estampas de las labores agrícolas, con gusto a epopeya.

En medio de ese paisaje, y en el marco social de un rancho al que cada temporada llegan centenares de braceros, ocurre una historia particular, un tenso triángulo, un ciego huir de la pobreza, para cuyo relato no encuentra distancia adecuada la película. Lo orilla, lo trata desde lejos, con extraña y superficial languidez, y la aproximación desde la narración infantil resulta incompleta.

Esa flojedad, que rebaja el efecto extasiante de la maravillosa fotografía, se nota en cuanto el paisaje no es protagonista y toca turno a los actores:
-Sam Shepard: siempre solvente, consigue algo de tensión dramática cuando interviene, pero el guión no colabora.
-(Robert Wilke, aparte; autor de una mirada antológica que significa: 'Si quieres seguir en el mundo de los vivos, guárdate de tenerme por enemigo'.)
-Brook Adams: desorientada, falta de dirección.
-Richard Gere: vuelva en septiembre.

En “Días del cielo” lo visual tiene una importancia grandiosa, y es lo que merece toda la atención. Lo demás palidece, se queda en un justo segundo plano.
Archilupo
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7 de julio de 2009
93 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrence Malick es un director diferente, de eso no cabe ninguna duda, pero no creo que sea cualitativamente un genio de esta profesión, sino más bien un sacerdote religioso que es capaz de atraer a muchos feligreses con su cine envoltorio y presuntos aforismos filosóficos.

Que empezara hacer cine en un momento de cambio ayudó mucho, Estados Unidos perdía en Vietnam, la crisis del petróleo creaba estragos entre los trabajadores de medio mundo y el ecologismo comenzaba a existir. Y ya se sabe que si unes tema social, drama romántico, bonita fotografía y presunción de cine de autor, tendrás la iglesia llena.

“Días del cielo” es preciosa estéticamente y de un nivel técnico milimétrico. Cada plano está pensado de forma obsesiva para provocar sensaciones. No puedo decir lo mismo de la trama. La película dura hora y media por pura convención cinematográfica. Podría durar tres o cinco, y sería igual de bonita y aburrida. “Días del cielo” es un relato visual, y digo relato en el sentido de la amplitud, no mayor de 30 minutos. Que Malick decide explayarse en sus encuadres está muy bien, todo el mundo busca gustarse.

Cuando me irrito más es cuando los correligionarios de este tipo de películas resultan abducidos y comentan que es mejor que “Las uvas de la ira” –eso es pecado mortal-, o que las interpretaciones son prodigiosas. Los actores están mal, primero porque no son nada del otro mundo, y segundo porque a Malick les importa tres pimientos.

Una nota más, yo vivo en una provincia con un número enorme de trigales, y sin embargo sigue siendo una de las provincias con menos turismo de España, ya sabéis, si tanto os gusta la película, podéis daros unos barrigazos por nuestros campos. Eso sí, aquí tenemos avutardas. Os esperamos.
vircenguetorix
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29 de marzo de 2009
60 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje de Terrence Malick (Waco, Texas, 1943), que lo escribe y dirige. Se rueda en escenarios naturales de Canadá (Waterton Lakes National Park, Banff National Park, Alberta...). Nominado a 4 Oscar, gana 1 (fotografía). Producido por Bert y Harold Schneider para OP/Paramount, se estrena el 13-IX-1978 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Chicago y en Texas, entre 1916 y 1917, a lo largo de algo más de un año, en tiempos de la IGM (1914-18), inmediatamente antes de la incorporación a la misma de EEUU (1917). Bill (Gere) obrero manual de una acerería de Chicago se enfrenta a golpes con su capataz al que deja herido y posiblemente muerto. Con su pareja Abby (Adams) y su hermana pequeña Linda (Manz), huye a Texas en busca de refugio y trabajo. Bill y Abby se ocupan como braceros en un rancho dedicado al cultivo extensivo de trigo y cereales. Bill, de unos 20 años, es irritable, algo pendenciero, tiene pocas habilidades de comunicación y relación y carece de estudios. Abby, de unos 18 años, es tranquila, cariñosa, resistente y comprensiva. Linda, de unos 14 años, es ingenua, espabilada, juguetona y fumadora.

El film suma drama, romance e intriga criminal. El relato, narrado en primera persona por la voz en off de Linda, evoca una historia vista con ojos de una adolescente lista y desenvuelta, que entiende el trasfondo de sus vivencias en función de sus intereses y percepciones. Es importante tener en cuenta que el film no explica una historia dramática, sino los recuerdos de una chiquilla que evocan unos hechos dramáticos del pasado, que en parte no entendía, de los que tuvo constancia sólo fragmentaria y sobre los que el paso del tiempo ha sembrado zonas de olvido.

La niña recuerda muy bien las impresiones visuales: paisaje, luz, trigales maduros y, sobre todo, los animales que tanto le llamaban la atención: perros, conejos, faisanes, búhos, sapos, asnos, etc. Recuerda la acción dramática de modo limitado, incompleto y en ocasiones borroso. Conserva una buena memoria de los grandes acontecimientos, como su primer viaje en tren, su descubrimiento de los espacios abiertos de Tejas, sus juegos, su primera entrada en la casa de Chuck (Shepard), la boda, su primer contacto con una escuela, etc. La narradora más que contar una historia, muestra cómo recuerda haberla vivido y cómo los hechos afectaron a su emotividad. La narración se desarrolla tras la conclusión de la acción, pasados unos años, cuando los recuerdos han madurado, se han calmado las inquietudes y la memoria se ha desprendido de las emociones y turbaciones del momento. Quienes echan en falta una mayor intensidad dramática del relato deberían tener en cuenta las particularidades de la narración, sus circunstancias, singularidades y su ubicación temporal. El tiempo de la narración probablemente coincide con el de la elaboración del guión (60 años después de los hechos).

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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3 de junio de 2006
73 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco años después de su ópera prima, Malick vuelve a dirigir de manera magistral esta cinta sublime en todos los aspectos.

Vuelve a utilizar el recurso de la voz en off como técnica narrativa, al igual que hiciera en Malas Tierras, y vuelve a servirse de la voz de una niña, Linda (Linda Manz), la hermana de Bill (Richard Gere). Vuelve a sí mismo a retomar su genérico, genuino y recurrente periplo nihilsta a través de la vida de cuatro personajes juntados por el común azar de la vida. Y vuelve por último a usar el opaco visor de su cámara para resaltar y/o enfatizar los designios de la omnisciente, omnipresente y omnipotente madre naturaleza como hará tan bien en sus dos siguientes obras.

Holywood renace a través de la reinterpretación del séptimo arte por parte de este personalísimo cineasta con una honda veta poética en toda su filmografía y de claras y evidentes influencias Fordianas (más que nunca de manifiesto en esta cinta, con ciertas similitudes temáticas de obras como "Las Uvas De La Ira").

1916, en las ciudades norteamericanas como Chicago los trabajadores están inmersos y subyugados en plena efervescencia del proceso productivo en las incipientes factorías del advenedizo sistema capitalista de fábricas. La única alternativa a eso serían los trabajos estacionarios de braceros temporales en las afueras de las ciudades, en las extensas praderas norteamericanas, con el mismo sistema capitalista del beneficio óptimo, y el trabajador como input molesto y cada vez más costoso.

Bill, su pequeña aunque clarividente hermana pequeña Linda y su novia Abby (Brooke Adams) deambulan por ahí observándolo todo y viviendo la vida como pueden. Van a parar a un vasto bancal de espigas, donde trabajarán como braceros haciendo de todo, desde espantar molestas plagas, hasta sembrar y recolectar el grano.

Allí conocerán al patrón de la explotación agrícola (Sam Shepard) quien solo en la vida, pronto se enamorará de Abby.

Imágenes de una belleza lírico-poética asombrosa y deslumbrante con el sempiterno escenario de Malick, esto es una poderosa representación naturalista del paisaje, con profundidad de campo y composición simétrica de planos, hacen de esta cinta una obra maestra más en la escasa filmografía de este peculiar director de culto, al cual los espectadores le debemos más de un rato de deleite sensorial y momentos de reflexión.

Como dice Linda: "... mi amiga no tenía dinero, y ni siquiera sabía dónde ir, ...supongo que encontraría algún chico que la hiciera feliz,...al menos eso deseo porque era mi amiga , me caía bien y la quería...".

La vida es muy larga y sólo se vive una vez.

Película sumamente recomendable. A disfrutarla.
burton
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