Saber expresar en imágenes y palabras las dificultades de vivir en un mundo que muchas veces no comprendes, con unas reglas que son dadas por algo o alguien y que no puedes cambiar... no tiene precio. Son 6 personajes principales que encumbran lo natural, lo habitual, lo normal hasta el grado de sublime. Las dudas del día a día; los contratiempos de la vida; el (des)amor; la muerte desmitificada y llena de vida; lo humano y lo divino como parte de nosotros; la vehemencia como parte de nosotros; la locura como normalidad; los sentimientos como método de vida; el sexo transgresor y como pieza natural de nuestras vidas ...

Estos personajes te llevan a amar a las personas. No todo es blanco, ni negro, hay una amplísima variedad de colores. Crecen contigo, evolucionan contigo, no se quedan en el simple bueno o malo, amas sus decisiones, odias sus contradicciones, comprendes su sufrimiento y hasta te engancha su vivir. Peter te engancha con sus dudas, Michael C. Hall hace que intentes quererte a ti mismo, Frances te lleva a comprender lo que te rodea, Rachel te hace comprensivo y vivo y Lauren te lleva a buscar más allá y a buscar dentro de ti lo que te importa... Interpretaciones magníficas, papeles que bordan, te crees el demiurgo, el narrador omnisciente hasta el punto de que te ves enganchado a las pequeñas imperfecciones de esta familia, porque la perfección es el cúmulo de esas imperfecciones diarias...

Los guiones aumentan la carga emocional, nada de grandes alardes audiovisuales, sólo la persona como centro. La fina ironía que corre por sus diálogos le da la naturalidad que necesitaba, el tempo de sus narraciones hace que te involucres. Una más que cuidada fotografía llenan de simbolismo sus flashbacks; sus distintos planos de lectura y su vehemencia narrativa aúpan los guiones hasta lo sublime.


Simplemente recomendable, necesaria. Más aún: indispensable y hasta, por que no... de obligada visión...