Se nota la mano de John Sturges (junto a Duilio Coletti), que sabe mantener el filme en un raro equilibrio y estabilidad, aún siendo más que regular. Regular sí, pero no mala película, si Sturges anda por ahí es imposible, en todo caso una obra menor del maestro.

El mestizo Chino Valdez (Charles Bronson) que se dedica con pasión a la cría de caballos, cobija en su rancho a Jamie Wagner (Van Patten), un fugitivo de la justicia. Y el cuento va viento en popa hasta que Chino se enamora de Louise, la hermanastra de un ranchero rival y pendenciero, que bajo ningún concepto ve bien esa relación.

Tiene un guion muy decente de Clair Huffaker, adaptación de la novela de Lee Hoffman.

La música, a cargo de los magníficos hermanos De Angelis (Guido y Maurizio) es resultona y suena bien, música adecuada. Excelente fotografía de Armando Nannuzzi.

El reparto es ante todo y sobre todo un Bronson que llena pantalla y hace su rol de hombre duro, agreste y amigo de los indios. Junto a él la bonita Jill Ireland y el chaval, Vincent Van Patten (que años más tarde se metería a tenista profesional), correcto.

La violencia no es exagerada ni gratuita, sino que la hay cuando se necesita. Hay algo de humor, y el momento en el que la bonita joven ve al protagonista bañándose, tiene cierta gracia. Por lo menos invita a la sonrisa.

Ritmo lento y muchas veces no ocurre nada importante. La puesta en escena es mediocre.

Final sobrio y diferente a lo que suele verse, que no convence por ser poco verosímil.

Peli distraída, la vi hace poco en TV y pasé un buen rato. Qué más se puede pedir para una producción que según creo no contaría con mucho presupuesto.