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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Madrid. Manuela, una madre soltera, ve morir a su hijo el día en que cumple 17 años, por echarse a correr para conseguir el autógrafo de Huma Rojo, su actriz favorita. Destrozada, Manuela viaja entonces a Barcelona en busca del padre del chico. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimotercera película de Almodóvar, rodada en escenarios naturales de las ciudades de Barcelona, Madrid, La Coruña y El Ferrol, y también en estudio. En ella una madre soltera por entero dedicada a su hijo, que es la razón de su vida. Manuela trabaja en un hospital madrileño como enfermera. El padre de su hijo es un transexual. El desarrollo sigue derroteros muy dramáticos.

Con esta película no cabe duda de que Almodóvar dio el campanazo de público, crítica y cómo no, en los festivales y los premios: Goya, Oscar, Cannes; alabanzas a todo trapo y un éxito sin precedentes.

En esta película Almodóvar creó, dirigió y escribió un libreto sensacional, en un género que tiene sus dificultades y riesgos: el melodrama; un melodrama que reúne a una galería de mujeres luchadoras, desprejuiciadas, comprometidas y que dicen tacos a todo meter. Por lo tanto, el tal melodrama lleva anexo un extravagante universo, esencialmente de mujeres como suele ser característico en Almodóvar, con un relato a la vez que singular, duro, dramático, intenso, sustentado en cierto sentido trágico de la vida y que no deja indiferente. Esta obra maestra habla de la existencia, de la soledad, del dominio, de la fuerza del amor y el importante papel de los sentimientos de todo tipo, sin olvidar muchos elementos que conciernen al mundo femenino como la maternidad o el cariño.

Es excelente y muy bonita la música del compositor, habitual con Almodóvar, Alberto Iglesias, que consta de quince cortes, con predominio de solos de piano y con un tema principal (“Todo sobre mi madre”) que se repite con arreglos diversos; y le arropa una gran fotografía de Affonso Beato en color (eastmancolor), que crea una visualidad vibrante, luminosa y colorista, que combina vistosos ocres, naranjas, rojos y azules.

El reparto es de auténtico lujo con una Cecilia Roth maravillosa y que se emplea a fondo en todo su amplio repertorio actoral. Grande Marisa Paredes, muy dramática en el papel de mujer cuya apariencia fuerte e imponente esconde una gran fragilidad en su interior. Una bisoña pero eficiente Penélope Cruz, como mujer bondadosa y delicada que tiene como bandera ayudar a los demás. Y Antonia San Juan magnífica, como Agrado, mujer que trata de construirse a sí misma.

Esta película es un canto a la necesidad de afecto y cuidado de las personas, un lineamiento que se enfrenta a la cultura individualista imperante. Y por supuesto, no olvida Almodóvar situaciones extremadamente duras y propias de la mujer-madre, que cobran tal naturalidad en el relato.

Lo que Almodóvar deja muy claro y responde a la realidad es que ante estas dramáticas circunstancias, las mujeres se acompañan mejor que los hombres, hablan espontáneamente, solidariamente, lo cual el film ilustra muy bien.

La película es igualmente meritoria por cuanto llama al apoyo y la toma de conciencia con relación a enfermedades como el VIH/SIDA, el Alzheimer y el tema de la donación de órganos.

A veces me pregunto si este tipo de cine almodovariano no está hecho para el extranjero: el nórdico, el yanqui, el germano, etc. Es decir, si no hay una intención premeditada de ofrecer una imagen surrealista o exótica del español, como si fuéramos individuos pintorescos tirando a raros, con monjas lujuriosas o sidosas, toreros en tropel, travestis que preñan por doquier, que España sigue siendo cañí y que somos la unidad biocultural más estrafalaria del planeta, tanto que incluso olemos a ajo y a cebolla.

En definitiva, una película humana y conmovedora, magistralmente conducida por Almodóvar que retrata como nadie el mundo femenino.
Kikivall
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