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Voto de Oladed:
8
5,6
5.681
Terror. Thriller. Drama
Tras sufrir una tragedia personal, Harper (Jessie Buckley) se retira sola a la hermosa campiña inglesa, con la esperanza de haber encontrado el lugar ideal para curarse. Pero algo o alguien parece estar acechándola. Lo que comienza como un pavor latente terminará convirtiéndose en una auténtica pesadilla, habitada por sus recuerdos y miedos más oscuros. (FILMAFFINITY)
8 de julio de 2022
35 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo un momento para leer las críticas: a veces acudo ante la duda de si ver una película o no, y en otras ocasiones los créditos me llaman a saber qué han pensado otros. Este ha sido el segundo caso.
No voy a mentir, con esta película vine por el título y me quedé por Elton John. Cuando se llega a una edad, esa expresión, "Hombres", lleva ya suficiente carga como para recibirte en terreno conocido. Y ante una película ambigua, es fácil volcar ese contenido como fruta en la prensa de un molino. Es satisfactorio sacar el jugo o simplemente ver cómo se aplasta.
Las actuaciones son excepcionales, la fotografía es evocadora: nunca la naturaleza de la campiña se sintió tan asfixiante. Si tuviera que poner una pega, sería a cierto abuso de los efectos especiales, que hubieran sido más efectivo de aparecer menos.
El comienzo es tan familiar que tiende a aburrir con su argumento y me quedo por las imágenes: hasta que los diálogos empiezan a volverse inquietantes palabra a palabra. El contexto nunca parece peligroso para un observador inocente, pero según los ojos de quien mira surge un subtexto donde se narra una historia diferente.
No voy a mentir, con esta película vine por el título y me quedé por Elton John. Cuando se llega a una edad, esa expresión, "Hombres", lleva ya suficiente carga como para recibirte en terreno conocido. Y ante una película ambigua, es fácil volcar ese contenido como fruta en la prensa de un molino. Es satisfactorio sacar el jugo o simplemente ver cómo se aplasta.
Las actuaciones son excepcionales, la fotografía es evocadora: nunca la naturaleza de la campiña se sintió tan asfixiante. Si tuviera que poner una pega, sería a cierto abuso de los efectos especiales, que hubieran sido más efectivo de aparecer menos.
El comienzo es tan familiar que tiende a aburrir con su argumento y me quedo por las imágenes: hasta que los diálogos empiezan a volverse inquietantes palabra a palabra. El contexto nunca parece peligroso para un observador inocente, pero según los ojos de quien mira surge un subtexto donde se narra una historia diferente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las mujeres ven lo que está sucediendo, deformado en el caso de Harper por su propia carga de miedo y culpa. Para ella los hombres son todos iguales, indistinguibles, incesantes en su empeño de alcanzar un objetivo sencillo y físico que llaman amor, y que tratan de imponerle como una necesidad sobre su cuerpo.
Ella ha experimentado el amor como un sentimiento incesante, que exige de ella ser un objeto de adoración y reflejo del otro, independientemente de su persona: ese amor literario universal, que es femenino en lo erótico y lo maternal, que existe para ser observado, venerado y que lleva implícito el destino biológico al que la mujer no puede escapar.
Un lenguaje que todos hablan y entienden, pero que también aísla a la mujer como tema en lugar de hacerla interlocutora. Y el miedo va creciendo en una comunicación rota donde sus negaciones, sus súplicas, su huida ni siquiera son relevantes.
Y es que cuando los "hombres" dejan de ver a las mujeres como personas, ellas empiezan a verlos a todos como amenazas.
Ella ha experimentado el amor como un sentimiento incesante, que exige de ella ser un objeto de adoración y reflejo del otro, independientemente de su persona: ese amor literario universal, que es femenino en lo erótico y lo maternal, que existe para ser observado, venerado y que lleva implícito el destino biológico al que la mujer no puede escapar.
Un lenguaje que todos hablan y entienden, pero que también aísla a la mujer como tema en lugar de hacerla interlocutora. Y el miedo va creciendo en una comunicación rota donde sus negaciones, sus súplicas, su huida ni siquiera son relevantes.
Y es que cuando los "hombres" dejan de ver a las mujeres como personas, ellas empiezan a verlos a todos como amenazas.