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Argentina Argentina · Santa Fe
Voto de solter:
3
Fantástico. Terror Film experimental y de culto que consiste en dos largas y minuciosas secuencias, en las que una criatura sobrenatural (Dios) da luz a la humanidad y un hombre solitario es torturado por misteriosas figuras con máscaras. "Begotten" es una inclasificable película que se la ama o se la detesta, en cualquier caso una experiencia completamente única. La revista Time la declaró una de las 10 mejores películas del año 1991. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es nada raro que a uno le llegue la película con toda una serie de etiquetas que insuflan el estado anímico del espectador, ansioso de encontrar ese tipo de joyas perdidas o pocos conocidas en los anaqueles innombrables de la historia del cine.
La cuestión es que me encontré con un intento de poesía gore, alegórica (pero difícilmente alegórica en el que el objeto alegorizado es nada discernible) y que se repite a sí misma durante toda la hora. Es increíble como se explota lo mismo durante todo el tiempo haciendo del misterio un verdadero agotamiento.

Begotten recrea el origen o regeneración del universo, el génesis bíblico, pero desde un punto de vista gore. Es preciso recalcar que los primeros minutos de la película que retratan el comienzo de la humanidad en un personaje raro (divino o mítico), auto flagelado, en una escena llena de cortes desparejos en el que los significados son obnubiles, experimentando movimientos de la cámara que acompañan el gesto tenso de una navaja, son muy buenos. A eso sumado la técnica de construcción de los planos y la fotografía (todo en blanco y negro, entre nieblas, pareciera un sinfín de negativos) en el que no hay diálogos, sólo una ópera de grillos y de espasmos entrecortados. Despiertan un interés y una incógnita por el desarrollo de tan buen comienzo. Pero ese misterio se ahoga en el devenir, se asusta de su mismo misterio y todo por tratar de repetirse y no provocar algo más. La fórmula de la primaria escena le impide a Elias Merhige poder ser un disparador hacia otra insinuación. El mismo movimiento de cámara, la flagelación constante que se transforma de impúdica y rebelde a tediosa y evidente. Evidencia que el cine gore no se debe permitir porque su clímax es precisamente el nervio y la incomodes, como también el malestar corporal.
solter
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