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Voto de El Extranjero :
5
6,5
40.930
Intriga. Thriller
Un investigador del FBI especializado en analizar la mente y el comportamiento de los asesinos en serie se ve obligado a recurrir a Hannibal Lecter, a quien mandó a la cárcel, para que le ayude en el caso de un asesino de familias, cuyo patrón de conducta le resulta imposible desentrañar. (FILMAFFINITY)
20 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dragón Rojo... Lo cierto es que ya tan solamente el título tiene tirón. Luego, entrando en aclaraciones si ya vemos que el nombre de esa criatura es la autoproclamación de un tipo que ya de por sí está perturbado, en un psicópata con todas las reglas que pretende dar pavor, mejor que mejor. No faltan sabrosas paradojas en la peli, pues vemos que en realidad lo es todo el personaje de Ralph Fiennes, que busca que le presten sumisión y le den un trato superlativo, cuando es él el que adora a un Dios pintado en un cuadro, se arrodilla y suplica ante él.
Que nos muestren tan pronto la debilidad del psicópata es quizás un hándicap, porque así se rompe la superioridad que a priori ha de mantener (o aparentar) el sudes para que el duelo sea emocionante y se confirma que la sombra de Hannibal es demasiado alargada para que 'el nuevo' consiga al menos taparla un poco. Allí es donde ya comienzan las decepciones porque algunas expectativas no son cubiertas. Después, el ritmo monótono en algunas porciones del filme y algunos detalles de la factura, no le quitan la razón al difunto crítico Ángel Fernández Santos con su conciso pero elocuente enunciado; que la película es un "amorfo amasijo de rutinas, estruendos y soserías". No termino de compartir del todo su veredicto, pero al menos lo veo legítimo, justificado.
Por otro lado, no veo la película como la precuela de 'El Silencio de Los Corderos', la participación de Hannibal me parece muy forzada. No ostenta de un gran protagonismo, el que uno presupone al formar esta película parte de una trilogía que tiene su figura como eje el torno al cual girar. Para memoria quedan algunos de las grandes líneas de diálogo que tiene en este filme, como esa malévola y perversa reflexión que le hace al avispado investigador interpretado por Norton, "Sin nuestra imaginación seríamos como todos esos pobres zoquetes. El miedo es el precio de nuestro instrumento, pero yo puedo ayudarle a soportarlo", como incitándole que pase y disfrute de los placeres del pecado de su mano.
En el apartado de interpretaciones, es a Norton a quién le veo más justito, no le pega nada el personaje, tan solo al final cuando emula sus cambios de personalidad ya vistos en 'Las dos caras de la verdad' (1996) y en 'Score, un golpe maestro' (2002), en la cual comparte cartel con Robert de Niro y Marlon Brando (su último trabajo) consigue brillar. Es su marca de la casa. Hopkins, aún con poco protagonismo, es genial, regala algunas secuencias de recuerdo. Ralph Fiennes borda también con creces con su cometido.
Que nos muestren tan pronto la debilidad del psicópata es quizás un hándicap, porque así se rompe la superioridad que a priori ha de mantener (o aparentar) el sudes para que el duelo sea emocionante y se confirma que la sombra de Hannibal es demasiado alargada para que 'el nuevo' consiga al menos taparla un poco. Allí es donde ya comienzan las decepciones porque algunas expectativas no son cubiertas. Después, el ritmo monótono en algunas porciones del filme y algunos detalles de la factura, no le quitan la razón al difunto crítico Ángel Fernández Santos con su conciso pero elocuente enunciado; que la película es un "amorfo amasijo de rutinas, estruendos y soserías". No termino de compartir del todo su veredicto, pero al menos lo veo legítimo, justificado.
Por otro lado, no veo la película como la precuela de 'El Silencio de Los Corderos', la participación de Hannibal me parece muy forzada. No ostenta de un gran protagonismo, el que uno presupone al formar esta película parte de una trilogía que tiene su figura como eje el torno al cual girar. Para memoria quedan algunos de las grandes líneas de diálogo que tiene en este filme, como esa malévola y perversa reflexión que le hace al avispado investigador interpretado por Norton, "Sin nuestra imaginación seríamos como todos esos pobres zoquetes. El miedo es el precio de nuestro instrumento, pero yo puedo ayudarle a soportarlo", como incitándole que pase y disfrute de los placeres del pecado de su mano.
En el apartado de interpretaciones, es a Norton a quién le veo más justito, no le pega nada el personaje, tan solo al final cuando emula sus cambios de personalidad ya vistos en 'Las dos caras de la verdad' (1996) y en 'Score, un golpe maestro' (2002), en la cual comparte cartel con Robert de Niro y Marlon Brando (su último trabajo) consigue brillar. Es su marca de la casa. Hopkins, aún con poco protagonismo, es genial, regala algunas secuencias de recuerdo. Ralph Fiennes borda también con creces con su cometido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero lo que no termina de hacer del todo de esta 'El Dragón Rojo' un sobresaliente entretenimiento, al igual que las otras dos películas (a pesar de que algunos se empeñen en insistir que la brillante y aterradora secuela 'Hannibal' (2001) sea inferior a esta) es su evidente falta de suspense, a pesar de contar con todos los elementos para alcanzar esa, agradecida en un thriller, emoción, pues como ya digo precisa de unos detalles y momentos que abren el apetito. Es algo que la sitúa muy por debajo de las otras dos películas. De hecho, si no fuera por ese giro final (otra táctica que muchos se empeñan encarecidamente a denostar) el suspense sería aún menor y me quedaría aún menos satisfecho. ¿Pero y Edward Norton qué? ¿Le ponemos ya el sobrenombre de 'El Inmortal'? Porque ha sobrevivido dos veces a contiendas en las que ha acabado saliendo muy desfavorecido, es algo que resta credibilidad.
En fin, la última cena con el Hannibal Hopkins sabe trucada, está como insípida, a pesar de desprender un delicioso extracto a filetito planchado a las finas hierbas. ¿No lo notáis? Esa esencia que te gusta pero que no te termina de llenar.
En fin, la última cena con el Hannibal Hopkins sabe trucada, está como insípida, a pesar de desprender un delicioso extracto a filetito planchado a las finas hierbas. ¿No lo notáis? Esa esencia que te gusta pero que no te termina de llenar.