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Voto de Anibal Ricci:
9
Fantástico. Terror. Ciencia ficción. Thriller Los habitantes de Seúl observan sorprendidos un extraño objeto que cuelga de un puente sobre el río Han. El objeto es, en realidad, una monstruosa criatura mutante que al despertar devora a todo aquel que se cruza en su camino. En medio de tanto horror, la criatura mutante rapta a la hija del dueño de un quiosco que vive felizmente a la orilla del río. Mientras el ejército fracasa una y otra vez en sus intentos de destruir al monstruo, ... [+]
8 de enero de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya asomaba una crítica al sistema capitalista en esta pieza popular del cine coreano. Este director se vale de una película de cine fantástico para darnos un paseo por los residuos del neoliberalismo, un capitalismo exitoso en lo económico, pero llevado a ultranza contra los intereses de sus propios habitantes. El monstruo es una alegoría, un cúmulo de desechos tóxicos depositados en las aguas del río Han. Atraviesa la ciudad de Seúl, hurgando entre cientos de cloacas que vierten subproductos de la modernidad hacia una naturaleza que apenas puede oxigenar la inmundicia.

Las víctimas del sistema son siempre los pobres (motivo recurrente de este director coreano), los que observan crecer al monstruo (sufriendo las consecuencias) alejados de los barrios de clases acomodadas. El sistema económico es cruel con este grupo social. La policía no los toma en serio, los considera otro desecho. Si existe una posibilidad de contagio, los pobres serán aislados en albergues y desinfectados como insectos. Las alcantarillas de la ciudad son otro lugar habitual para este director, allí viven las familias que quedan fuera de este sistema de sobreexplotación, sobre ellos recae la basura de la ciudad. Las latas de comida, los depósitos de chatarra automotriz, todo se va acumulando a plena vista de los ciudadanos. El sistema no se preocupa por el bien común, acumula basura de consumidores que se endeudan hasta lo indecible para seguir inmersos en ese estilo de vida depredador. El libre mercado deja atrás a los desposeídos, es más fácil eliminar a un pobre que buscar soluciones al problema medioambiental.

Bong Joon-ho es inteligente al desarrollar su guion. El sistema económico no sólo es un telón de fondo para la problemática de Corea del Sur, el director hace que sus personajes beban de esas aguas envenenadas. Plantea una amenaza omnipresente en la figura de un monstruo y cómo esa familia que no pertenece a la elite debe rascarse con sus propias uñas.

La película es un viaje (no sólo de la familia protagónica) a las cloacas del sistema neoliberal. Bong Joon-ho no rehúye la inmersión en este atrofiado sistema capitalista, lo hace propio y sus personajes lo padecen. El sistema es frío y calculador, pero aún así surgen seres humanos que luchan contra la injusticia.

El capitalismo no ha cedido un ápice, pero el liberalismo atrofiado ya está siendo combatido hacia finales de la segunda década de este nuevo siglo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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