Una panda de críos aficionados jugando a las maquinitas. Exacto.
Justo lo contrario, es mejor cuando se niega en redondo o se cierra en banda como una ostra, cuando se contiene, inerte, y es pétrea y hasta aburrida, lírica, bonita, silenciera. Pierde cuando es más evidente, solamente yanqui, la última bandera, y trata de ser explícita, todavía más, o dar algún tipo de lamentable espectáculo, lo de la hija, su Rosebud o red social, la escena con la mujer antes de la despedida, me lo temía, si no, no se quedan tranquilos, hay que montar el numerito para que se emocione la platea, sufra, tiemble, se sacuda, sabía que los americanos no nos iban a fallar, dice una francesa, ¿cuándo lo han hecho?, nunca decepcionan, siempre cumplen todas las promesas o expectativas, los más intrincados problemas solventan, eso lo tenemos todos claro y meridiano, presente, la mar, de, grabado a fuego, verdades como puños, para ir tirando, de hierro, JFK dando la murga de carnaval, destapa el tarro de las esencias, cómo chamulla el nuestro presidente, emociona, y hasta, pobre gente, meten de contrabando, sin venir a cuento o tanto, el mensaje del hombre blanco, man on the dark side of the moon, en los aires, surcando el cielo, tan cerca de Dios, mientras un negrito del áfrica tropical nada, los mocos, me como, injusto, el comisariado político recreativo para algo está, hay que justificar el sueldo, la sopa boba, funcionarios somos y por el camino de la mitad de la vida nos toparemos, de bruces, altramuces, de lleno.
Y en la parte más puramente técnica o espacial sideral pericolosa tampoco es la gran cosa, ahoga, muy mediana. Lo que más me gusta es ella, sus ojos, la reina de Inglaterra, fiera, bestia, atractiva, poderosa, pecosa. Él también menos.
Tanta tumba.